Al escribir este texto ignoro quién ganó la Copa “Chapo Guzmán” 2015, realizada para celebrar los excelsos y nobilísimos valores que encarna el personaje mexicano más notorio del momento.
Buena cosa, que la justa sea bautizada con el nombre de este altruista legendario, insigne benefactor de la humanidad. La farsa futbolera que vimos refleja la ética diáfana y ejemplar del mítico personaje, leyenda urbana, personaje icónico del país cuyos blasones alguna vez fueron Kahlo, Rivera, Rulfo y Revueltas.
Guardado dice que “pensó botar el penal”. ¿Cuál de tantos? Yo también he fantaseado con unirme a la cruzada de la Madre Teresa, pero no lo he hecho. El señor quiere que lo aplaudan por sus furtivas ocurrencias. Lo siento, amigo, pero el mundo aplaude los actos. Mejor hubiera sido callarse. Quedó como un cobarde que tuvo la lucidez para detectar la corrupción, y aún así optó por revolcarse con ella. Pelé, Klinsmann, Neymar volaron penales injustos. Usted no les lustra los botines.
Un comentarista mexicano aduce que el Tri merecía ganarnos, por lo cual el penal es irrelevante. Con ello intenta bajarle el perfil a la inmundicia que su equipo perpetró. ¿Desde cuándo gana quien merece ganar? Una falacia del tamaño del Popocatépetl. Habría que reescribir la historia del fútbol. En 1934 y 1938 despojar a Italia del cetro, en 1950 adjudicárselo a Brasil, en 1954 a Hungría, en 1966 a Alemania, en 1974 a Holanda, en 1982 a Brasil o quizás Francia. Todos ellos fueron superiores a los campeones de turno. Perdón por la tautología: gana el que gana, y pierde el que pierde, los merecimientos no cuentan. México, jugando mejor, no nos ganó: fin de la cháchara. Su superioridad no legitima el fantasmagórico penal que le regalaron.
Por lo que al robo a Panamá atañe, eso no fue fútbol. Fue una cloaca, un tanque séptico. Que llamen a un especialista en servicios sanitarios. El equipo mexicano no es inocente. Ni el Piojo —que honró a plenitud su mote— ni sus 11 carteristas del balón.
La estafa le ha hecho un daño inmensurable al fútbol mexicano. Vergüenza, deshonor, imágenes que el mundo no olvidará. Si ganaron la copa, que oficien una procesión triunfal a lo largo de un túnel subterráneo, vitoreados por un coro de murciélagos y cucarachas.