El cuento es de no acabar: en seis ocasiones, la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) ha amenazado a la Federación Mexicana de Fútbol con aplicarle fuertes sanciones si sus aficionados no renuncian al grito de guerra “eh puto”, el cual tiene una connotación peyorativa en contra de los gays.
No se trata, por lo tanto, de un rugido cualquiera, sino de uno que desentona en un mundo en el que se están librando luchas y creando conciencia en pro del respeto, integración, aceptación e igualdad de derechos para todos los seres humanos, sin importar sus preferencias sexuales.
Los aficionados aztecas argumentan una y otra vez que “puto” se emplea en su país para referirse a una persona cobarde y que es con ese sentido que ellos lo corean en los estadios cuando los porteros rivales sacan de puerta.
¿Usted se cree ese cuento? Yo no. Caperucita Roja , Pulgarcito y Tío Conejo y Tío Coyote tienen más credibilidad.
Como dato al margen, los habitantes de la tierra del tequila también echan mano a esa expresión para hablar de un hombre promiscuo o infiel.
Una lástima que ese sea el “gran” aporte de la afición futbolera de una nación que enriquece la cultura mundial con las historias de muerte y soledad de Juan Rulfo, la poesía y los ensayos de Octavio Paz, las crónicas descarnadas de Carlos Monsiváis, las biografías rigurosamente documentadas de Elena Poniatowska, los exquisitos relatos eróticos y políticos de Carlos Fuentes, los poemas valientes y disidentes de Sor Juan Inés de la Cruz, las investigaciones históricas de Enrique Krauze y los ingeniosos cuentos de Juan José Arreola, entre muchos otros escritores.
Poco antes de que se inaugurara la Copa de Confederaciones 2017, la FIFA volvió a advertir a los fanáticos aztecas en torno a su despreciable y repugnante grito homofóbico; los amenazó con detener el partido o darlo por finalizado.
El aviso sirvió para reducir en mucho el hábito. No obstante, está por verse si va a ser sostenible de ahora en adelante o si, por el contrario, los aztecas retoman pronto su grito –ya imitado por los chilenos– ante una organización que ha sido más FOFA que FIFA en esta materia.