El 2015 agoniza mientras el fútbol busca a su campeón, la Sele camina con marca perfecta, los legionarios alternan alegrías y tristezas, y otros personajes deberán someterse a propósitos de enmienda.
Marzo del 2016 podría darnos muy rápido el billete a la hexagonal mundialista siempre que saldemos con victoria la difícil visita a Jamaica, algo que no parece pegado del cielo por el momento de nuestro equipo.
Antes comenté que si bien no me llenaba aún el nivel de la Sele sí me satisfacía la capacidad del entrenador para sacar resultados difíciles y su repertorio de recursos que le permite, por ejemplo, convertir la adversidad de las lesiones en oportunidades para que otros asuman el protagonismo y cumplan con creces.
La aspiración en el 2016 será, entonces, que el equipo le sume continuidad a la calidad de su juego y mantenga su capacidad para sumar en cualquier cancha.
Uno pensaría que con el regreso de Celso tras su lesión, la recuperación de Yeltsin, la afirmación de Matarrita en el carril izquierdo, la motivación de Bryan y Joel por el gran momento en sus ligas, más el acomodo definitivo de Johan Venegas, la Sele pasará de jugar bien 15 minutos a unos 60 o 70.
Un año nuevo es un momento propicio para enlistar deseos y, en esa dirección, uno sueña con que Bryan Oviedo no se lesiones más y que Christian Gamboa se mude a otro equipo donde lo valoren.
Lo de Keylor en el Madrid es un tema aparte. Es complejo atreverse a señalar cómo podría completar su primera temporada como titular porque el equipo de megaestrellas un día decepciona y otro se reivindica, lo que deja entrever que el compromiso grupal con el técnico y su idea pende de un clavo, y entre egos desbocados y divisiones, la liga se aleja.
El tico demostró este año que si el equipo es monolítico, va a todas y anota primero, él tiene las condiciones para erigirse en la figura que el Real necesita para pelearle el título al Barcelona. Sin embargo, si las cosas se plantean a la inversa, Navas es uno más sin poderes especiales para torcer el destino de lo que pinta como mala campaña.
Y por último, ¿cuándo le meterán mano los dirigentes al tema arbitral, para que dejemos de ver en las instancias clave goles fantasma como el que sufrió Moreira?