Eduardo Li no habría tenido rival si eligiéramos al mejor dirigente en la historia del fútbol tico.
Bajo su gestión Costa Rica logró sus mejores gestas. Y dejemos claro que no lo consiguió don Eduardo solo. Él fue la cabeza a cargo de un grupo de federativos, al mando de un cuerpo de entrenadores, de un grupo de jugadores y de un equipo multidisciplinario que lo hizo posible.
Su nombre estuvo al frente del mayor éxito del fútbol menor (cuarto en el Mundial Sub-20 de Egipto 2009), del más grande logro administrativo (organizar con éxito el Mundial Sub-17 femenino 2014), del mejor momento de la Selección Mayor masculina (octava del Mundial Brasil 2014 y 13° del ranquin FIFA) y de la histórica presentación del fútbol femenino en el Mundial de Canadá 2015.
Pero en vez de recoger esos frutos, desde hace un mes es protagonista de uno de los peores escándalos del fútbol mundial y espera en una cárcel suiza la hora de demostrar su inocencia.
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