Todos los días, es una de las escuadras que se levanta con música y mucho ritmo. Es la selección de Venezuela que viene cargada con siete corredores de diferentes perfiles, cuyo objetivo común es entrar en forma para llegar a punto con sus respectivas escuadras para la Vuelta al Táchira, el próximo enero. Los muchachos lucen con mucho orgullo esos elegantes uniformes y se resguardan antes de cada salida del voraz rayo de sol que ha marcado las tres primeras etapas de la Vuelta a Costa Rica.
Dos días consecutivos y las fugas sacaron dividendos. ¿Sería posible en una tercera jornada? El pronóstico pintaba para un embalaje masivo y los equipos cuidaron sus intereses por más de 80 kilómetros para tener ese desenlace, evitando a toda costa que se formara un grupo lo suficientemente poderoso para amenazar la llegada al embalaje. San Luis Somos Todos, Seven Card y Reitt-Zumco-Mincho metieron las manos cada vez que alguien asomaba la cara tratando de descolgar al pelotón. Pero, Venezuela fue de los pocos representativos que siempre mostró interés de poner una o varias piezas al ataque.
Anderson Paredes, Freddy Vargas (quien por cierto trae un vendaje en el brazo derecho por una dura caída en la etapa uno) y Eduin Becerra formaron parte de varias intentonas y en un momento, cuando un grupo de 20 corredores logró desprenderse del lote, hasta tres venezolanos pudieron subirse al grupo, que de todas formas iba a ser controlado.
El contingente internacional continuó moviendo la carrera, pues tanto el equipo Racing Rockpalast Marcello (ALE) como el Team Humard Velo Passion (SUI) y Ride for the Planet (CAN) metieron hombres en ataque para ver si podían consumar la victoria, pero no contaron con que el cierre rumbo a Esparza iba a ser tan duro, con tres kilómetros en constante ascenso a una media del 4%.
En un esfuerzo individual, Bryan Salas del Coopenae Extralum salió en solitario a poco más de 25 kilómetros de meta, pero ni la pedaleada constante y redonda que ejerció pudo evitar que fuera alcanzado cuando el terreno ya iba a picar. Sorprendió que, además, en esa persecución también se metió Emilio Molina, el chico que el martes mordió el asfalto en el último kilómetro. Él venía parado en los pedales tratando de alcanzar a los punteros. De atrás de Molina salieron Daniel Bonilla (NES) y el pequeño dínamo Jhonathan Vargas (VEN).
Bonilla fue quien realizó el ataque en rampas duras para alcanzar al alemán Lucas Carstensen y pasarlo de largo, con Jonathan Salinas a su rueda. Molina llegó a su estela a 600 metros de la llegada, pero el esfuerzo de ayer no le dejó disputar el sprint con que Salinas ganó al saltar detrás del más alto corredor del Nestlé Giant, quien fue segundo de la etapa.
El ganador de la Vuelta a Venezuela el año pasado, ni cansado se veía tras la alegría de la victoria.
Por fortuna, fuimos los primeros en llegar con él y tras la felicitación, el abrazo por fin asentó las emociones del joven de 25 años.
Por si nadie se había dado cuenta, Jhonathan había hecho dos top 10 de llegada en las dos primeras etapas y ahora mismo es el mejor venezolano en la general (8.° a 10:48). Aunque no le fue muy bien en la Vuelta al Táchira este año, Salinas como campeón defensor en la Vuelta a Venezuela en el 2015 terminó en el podio con un tercer puesto, pero sin victorias de etapa.
Venezuela está aquí para ser protagonista y con etapas de montaña solo podemos esperar mejores actuaciones de los poderosos criollos en Costa Rica.