El regreso de Román Villalobos a las carreteras no solo supone una alegría para su equipo, el JPS-Giant , es también una buena noticia para el pelotón tico.
Su habilitación para volver a la competencia oficial le devuelve la ilusión en momentos en que lo mejor de la temporada de ruta costarricense inicia, un puñado de carreras que deberían ponerlo a punto para el objetivo último del año: la esperada edición 50 de la Vuelta a Costa Rica.
Con Villalobos sobre el asfalto, la caravana recupera a uno de los pocos ticos que le plantó cara al dominio colombiano en aquel giro del 2012, en el que Óscar Sánchez y el resto del GW-Shimano se llevaron lo mejor del podio.
Su adición sin duda no caerá mal, menos cuando hace muy poco la Federación Costarricense de Ciclismo extendió invitaciones a 17 equipos foráneos, aunque la expectativa es que solo 10 entren en la nómina final de esta histórica vuelta.
“Para el ciclismo costarricense es una pieza importantísima, porque a mi parecer, y sin menospreciar a los demás, él es uno de los mejores ciclistas que va a tener Costa Rica. Viene hambriento de triunfos y sin duda le va a montar la pelea tanto a nacionales como a extranjeros”, aseguró Óscar Herrero, gerente del conjunto chancero.
Precisamente Herrero recordó que antes de su castigo Villalobos era uno de los corredores con mayor proyección en el país: se encontraba de pasantía por Chile y estaba a punto de firmar en Portugal, ambos pasos en su búsqueda por entrar el pelotón profesional.