Guápiles. Al menos unos diez metros faltaban para que cruzara la meta, pero Edith Guillén sabía que la X edición de la Vuelta Femenina ya era suya.
A esa distancia se observó como sus manos soltaron por unos minutos la manivela para ser agitadas al compás del poco viento que se sentía en Guápiles.
Siguió unos 50 metros tras la línea final, luego se devolvió, abrazó a sus amigos, lloró, fue bañada de champán y hasta se tomó un trago del espumante vino.
Así celebró Edith haber sido la mejor de la Vuelta.
La triunfadora es un ama de casa apasionada por las bicicletas desde muy pequeña, al parecer herencia familiar, según dijo.
Tiene 26 años y asegura que lo primordial en su vida es la familia.
“Mi prioridad es mi familia, yo soy ama de casa, tengo un niño al que le dedico todo el tiempo que puedo y siempre le doy lo mejor de mí”, contó mientras limpiaba el sudor que le bajaba por su frente.
Edith cuenta con un historial exitoso. Aunque no recuerda con precisión las fechas en que sacó sus victorias, la alajuelense obtuvo varias medallas doradas en Juegos Nacionales. Sin embargo, lo de ayer es de especial importancia porque nunca había podido ganar la Vuelta, ni siquiera ser líder, hasta que en esta ocasión logró coronarse en su su intento número cinco.
Ahora Guillén se ocupará de canalizar sus energías para las justas Panamericanas, que se celebrarán en octubre, en Guadalajara. Para eso, afirmó que dedica seis días de la semana a entrenarse.
“Entreno de martes a domingo; los lunes bajo ningún motivo lo hago , ese es mi único día de descanso” dijo entre risas la ciclista.