Florencia, Italia. Joaquím Purito Rodríguez acabó llorando en el podio y Alejandro Valverde con cara de funeral; ambos con medallas que no eran las que fueron a buscar al Mundial de Florencia y que reflejaban que un año más el maillot arcoíris se había escapado por circunstancias evitables.
Entre el catalán y el murciano sonreía el portugués Rui Costa, el único feliz, con el primer título mundial para su país, un contraste reflejado en el rostro de un hombre que se coló como máximo protagonista de la fiesta aplicando a su calidad una ligera dosis de oportunismo y sentido común.
Ahora, el ciclismo español se pregunta por qué se escapó el sexto título mundial, ese que se le resiste al ciclismo español desde la reciente época de oro de Óscar Freire.
En esta ocasión, Purito tuvo tan claro que el título lo estaba acariciando que soñó con ponerle una vitola al que iba a ser el triunfo.
“Estamos acostumbrados a ganar. No me vale, como tampoco a Alejandro (Valverde) otra medalla que no sea la de oro”.
Mirar al frente. Purito y Valverde están por encima de la treintena, y aunque el ejemplo Chris Horner con su victoria en la Vuelta 2013 a sus casi 42 años ha animado a los más veteranos, el futuro del ciclismo español no da un gran aliento.
El ciclismo español ha estado sometido a duelos fratricidas en los Mundiales. Eso lo sabía el seleccionador nacional, Javier Mínguez, que a pesar de su veteranía debutaba en estas lides. El técnico dejó claro sus intenciones y su lectura previa de la carrera, que fue milimétricamente precisa.
El debut del vallisoletano no pudo ser mejor con dos medallas, la tercera vez en la historia que España ocupaba dos de los tres cajones del podio, pero en las anteriores con Abraham Olano y Miguel Indurain en Duitama 1995 e Igor Astarloa y Alejandro Valverde en Hamilton 2005, el final había sido perfecto.
Pero en Florencia voló el oro cuando el equipo español estaba jugando con superioridad numérica. Otra vez lo de siempre, y en un momento crucial para el ciclismo español. El oro se quedó en la península ibérica, pero en un portugués.
¿Un simple despiste táctico?, ¿Primó la lucha individual por encima del equipo? Mínguez lo resumió de otra manera: “ Se nos ha ido el caballo ”, aseguró.