En su lucha por convertirse en el mejor equipo de toda la Vuelta, el GW-Shimano de Colombia también se llenó las manos de dinero.
Sus cuatro títulos (general, regularidad, montaña y equipos), sumado al trabajo durante las 12 etapas, le permitió a los nuevos monarcas del giro tico volver a su patria con $11.932 (unos ¢6 millones) de los $38.060 que en total repartió la recién concluida edición.
De todo lo que podían disputar, los cafeteros solo dejaron ir la clasificación de volantes a manos de Arnold Alcolea, y en su nómina no habían ciclistas Sub-23, lo demás fue víctima de su arrollador paso.
“No lo dije al inicio pero yo decidí venir a la Vuelta a Costa Rica para ganarla, para eso nos preparamos y nos alegra haberlo conseguido. Yo hace unos años vine y quedé subcampeón y por eso lo veía como un reto”, afirmó Luis Cely, entrenador del GW Shimano.
“Veníamos con todas la ganas de hacer las cosas bien, los muchachos hicieron un gran trabajo y ese dinero les sirve para sus necesidades a inicios de temporada”.
Mucho menos. La eficacia cafetera le dejó al pelotón tico un botín mucho menos ambicioso, pues para esta edición los nacionales solo aruñaron el cetro de la Sub-23.
Para los equipos costarricenses fue una Vuelta de poco brillo, especialmente si se compara con la última, en la que dieron la pelea a los extranjeros en todos los flancos.
Hace un año Economy celebró la general con José Adrián Bonilla, la Junta aplaudió la victoria de José Vega en las volantes y el BCR-Pizza Hut se regocijó con el doblete de Pablo Mudarra, que se dejó la clasificación Sub-23 y la regularidad.
“En general fue una carrera difícil para todos, especialmente por el nivel del equipo colombiano que demostró que venía muy bien”, explicó Rodrigo Montoya, el técnico de los Frijoles Tierniticos.
En etapas el panorama fue un poco mejor para Costa Rica: César Rojas (Frijoles Tierniticos) ganó dos, lo mismo que Paulo Vargas (BCR-Pizza Hut) y Nieves Carrasco (Coronado), más una última con Steven Villalobos ayer.