El ciclista holandés Tom Dumoulin (Sunweb) aún no da por perdido el Giro de Italia, pero tampoco está seguro de que lo vaya a ganar.
A partir de la etapa 10 se convirtió en el líder general de la ronda italiana, que terminará este domingo.
El rodador de 26 años le quitó la maglia rosa (camisa rosada) de líder a Nairo Quintana (Movistar Team) en la contrarreloj, en un día en el que Dumoulin pulverizó el cronómetro.
Sin embargo, tras la etapa 19, la codiciada prenda rosada retornó a manos del compañero de Andrey Amador.
Un día antes, Dumoulin habló de más, al decir que deseaba que Quintana y Vincenzo Nibali (Bahrain) salieran del podio.
El pedalista se arrepintió y, antes de tomar la partida se disculpó, al menos con Nibali.
Pero ya les había tocado el ego y, en la penúltima cita de montaña, Dumoulin no la pasó nada bien.
En un descenso a mitad de la fracción, comenzó a ceder terreno. Aclaró que no fue porque había parado a orinar, como lo aseguraban en la transmisión televisiva.
"Cometí un error de principiante al principio, al quedarme al fondo del pelotón en el descenso", afirmó el exlíder.
Dumoulin alcanzó a ese grupo peligroso en el ascenso a Sella Chianzutan, pero ahí se desgastó, y la subida a Piancavallo le pasó factura.
"Las piernas no me respondieron desde el principio", apuntó el holandés, para agregar que, si no hubiese sido por su equipo, habría perdido más tiempo.
El pedalista de Sunweb flaquea cuando queda un combate de alta montaña, con las subidas bravas al Monte Grappa y Foza.
A pesar de que el Giro se acabará este domingo con una contrarreloj en Milán y que esa es la especialidad de Dumoulin, el desgaste cuenta, las piernas pesan y las diferencias ya no serán tan abismales, máxime cuando se nota que las fuerzas están tan parejas.