Como no podía ser diferente la edición 50 de la Vuelta a Costa Rica rendirá homenaje a su historia con un recorrido cargado de tradición y anécdotas.
Casi la totalidad de las 11 etapas que componen esta versión 2014 han sido parte en algún momento del trazado del giro tico, la mayoría, fracciones clásicas, para una prueba que en diciembre estará de manteles largos.
La salida respetará la costumbre de los últimos años y arribará a Limón, dejando luego un viaje hacia Guápiles y más tarde un paso por la siempre concurrida Turrialba, epicentro habitual de aplausos y vitores para la caravana multicolor.
“Nos enfocamos a que la Vuelta pase por lugares de bastante afluencia de público, pero sin dejar de lado la competitividad. Habrá un poco de terreno para todos, iniciando con los esprínters, luego la media montaña y, finalmente, el terreno de escaladores”, afirmó emocionado el presidente de la Federación Costarricense de Ciclismo Héctor Campos.
El único punto inédito será esa etapa cuatro, una cronoescalada entre San Joaquín de Flores y Carrizal de Alajuela que “paseará” el pelotón entre mangos y flores.
Lo demás es conocido. San Carlos, Liberia, Esparza, Puntarenas, Naranjo y Santa Ana, entre muchas otras, tendrán su probadita de una edición que promete un altísimo nivel de competencia.
Luego vendrá un cambio esperado: el viejo doble ascenso al Cerro de la Muerte que no se hacía desde 2011 y la curiosidad de un circuito presidente que, de nuevo, le bajará el telón a una edición 50 que parece no ir dejando nada por fuera.