Fortaleza. AP. Brasil parece no contar con un nueve de garantías que empuje el balón al fondo de la red, o al menos esa es la preocupante impresión que ha dejado la Verdeamarela tras dos partidos en la Copa del Mundo. Para más males, no asoman muchas alternativas.
Luego del empate 0-0 ante México, al técnico brasileño Luiz Felipe Scolari le preguntaron qué debe hacer diferente su equipo cuando enfrente a Camerún en el cierre de la primera ronda. La respuesta fue tan jocosa como lógica: “gol”.
La solución, en cambio, puede ser algo más complicada.
A Felipao se le suele reclamar que Brasil depende demasiado de la inspiración de Neymar, que anotó dos de los tres tantos con los que la Canarinha derrotó 3-1 a Croacia en su debut. El otro fue de Oscar, que es el creador de juego y no uno de los delanteros.
“Neymar no juega solo. Él hace parte de un grupo y gana y pierde con el grupo”, defendió el entrenador tras el partido.
“El resultado no fue el que queríamos pero estoy contento con la evolución del equipo”, agregó Scolari, reiterando que a su juicio Brasil mejoró con respecto al partido con Croacia. Pero esa afirmación tranquiliza a pocos.
Duro rival. En el tramo final del partido entre Brasil y México, Marcelo irrumpió al área por la banda izquierda, con Raúl Jiménez respirándole en la nuca, y se fue el piso. El brasileño levantó los brazos y miró a todos lados incrédulo mientras pedía el penal.
Pero el árbitro turco Cuneyt Cakir no compró como lo hizo su colega japonés Yuichi Nishimura en el partido inaugural ante Croacia, en el que la polémica por una cuestionable pena máxima dio rienda suelta a las teorías conspirativas.
“¿Es que a Brasil ya no le van a pitar más penales?”, se preguntó Scolari con ironía en la rueda de prensa tras el partido.
Con el recital de atajadas, el portero mexicano Guillermo Ochoa fue un auténtico muro en el partido disputado en una ciudad costera cuyo nombre le vino a la perfección a las circunstancias: Fortaleza.
“Solo podemos hablar del arquero de ellos. Fueron cuatro milagros”, opinó el delantero Fred.
Scolari, quien por primera vez en nueve partidos mundialistas al frente de la Selecao no salió victorioso, está acostumbrado a lidiar con los cuestionamientos por los resultados que se consiguen con lo justo, al igual que con los reproches sobre un estilo de juego tildado de conservador.
“En Brasil tenemos la costumbre de creer que el otro equipo no juega nada”, disparó el timonel ante los periodistas.
En su particular evaluación, agregó que Brasil “jugó mejor que contra Croacia, entonces mi equipo ha evolucionado y aún puede mejorar”, zanjó.