Sentado en el anonimato, el papá de Óscar Duarte, llamado de la misma manera, veía el partido en un bar de Guadalupe, callado y temblando.., pero con fe.
Nadie sabía quien era él, muchos menos le importó que lo supieran los cientos de aficionados que abarrotaron el lugar.
Humilde hasta el alma, el padre del autor del segundo gol ante Uruguay dejó la tembladera que le generaron los nervios y ante el tanto se soltó a llorar.
Las lágrimas del progenitor de los Duarte se trasladaron hasta su hija Cinthya, quien tampoco pudo contener la felicidad que desbordaba por sus mejillas.
“Hubo gritos y se me salieron las lágrimas con ese gol”, afirmó don Óscar con orgullo.
Para este nicaragüense de nacimiento, pero costarricense por decisión, ese tanto de su hijo habla del progreso que puede tener la región cuando se lo propone.
“Se importa este gol no solo desde Nicaragua, sino desde toda Centroamérica”, añadió.
“Óscar es la otra parte de esos nicaragüenses que dicen que vienen a hacer solo daño a este país. Nosotros somos una familia que nos ha costado mucho y por eso estamos tan contentos con la oportunidad que Costa Rica nos dio”, sumó.
Para Cinthya la emoción es inmensa pero tampoco la sorprende del todo pues sabe de todo lo que es capaz su prójimo.
La hermana del jugador es una de sus confidentes, pues desde la noche del viernes supo que su hermano iba a ser titular ante los charrúas y ella lo escondió.
“Él me dijo desde anoche pero me dijo que no dijera nada hasta que el profesor lo hiciera público para evitar”, confesó.
“A mí me alegra mucho por él porque sé lo mucho que se ha esforzado. Él me había dicho que iba por un gol en el mundial”, finalizó.
Con las lágrimas ya secas pero con la voz aún temblando, los Duarte siguieron disfrutaron esa celebración que ellos mismos importaron desde Nicaragua.