Río de Janeiro y Buenos Aires. EFE y AFP. La municipalidad de Río de Janeiro decidió improvisar un nuevo estacionamiento para las decenas de autocaravanas y autobuses con hinchas argentinos esperados para el próximo domingo, cuando Argentina y Alemania se medirán en el estadio Maracaná por la final del Mundial Brasil 2014.
La alcaldía anunció de que convertirá la Plaza de la Apoteosis, la plazoleta ubicada en la cabecera del Sambódromo, en otro local de campamento para argentinos.
La intención es poder preparar a la ciudad para los cerca de 70.000 argentinos que llegarán a Río de Janeiro antes del domingo, en su gran mayoría sin entradas para la final del Mundial y en gran parte sin reserva hoteleras, según un comunicado de la municipalidad.
“La alcaldía abrirá la Plaza del Apoteosis para el estacionamiento de los autocaravanas ya que el Terreirao do Samba, en donde ya están 140 vehículos, está con su capacidad agotada” , asegura la nota.
Río de Janeiro, que recibió a miles de argentinos cuando la selección del país vecino se midió a Bosnia en el Maracaná en la fase de grupos del Mundial, también anunció medidas para reforzar la seguridad de la ciudad ante la previsión de que llegue una oleada aún mayor de aficionados albicelestes.
Ello debido a que, en la medida en que su selección ha ido avanzando en el Mundial, es cada vez mayor el número de argentinos en Brasil.
Cerca de 60.000 argentinos estaban en São Paulo el miércoles, cuando Argentina se impuso a Holanda en las semifinales del Mundial, y un número un poco menor pasó por Brasilia hace una semana, cuando los vecinos se impusieron a Bélgica en cuartos de final.
Otros que viajarán. Además, los compinches de Lionel Messi están sacando “todo tipo de cuentas” para juntar el dinero necesario y poder viajar a Río de Janeiro para ver la final porque con Leo aseguran que vencerán a Alemania
“Estoy sacando cuentas a ver cómo junto la plata para ir a Río, ver esa final de Argentina con Leo allá sería un sueño”, reveló Walter Barrera, el vecino de una de las casas de al lado de la de los Messi, con quien compartió travesuras en el barrio y en la escuela.
Barrera, tres meses mayor que Messi (también de 27 años), es vendedor de combustible en una estación a 10 cuadras de su casa en Rosario, la ciudad portuaria a 300 km al norte de Buenos Aires, donde creció el crack del Barcelona.
Diego Vallejos, otro de los amigos de toda la vida del capitán de la Albiceleste , también dijo que trata de concretar un plan. “Son pocos días para ver si se da este sueño, pero creo que lo lograremos”, comentó Vallejos, que trabaja en una empresa de neumáticos.
Vallejos y Barrera descartaron de plano pedir ayuda expresamente a Messi para poder viajar.
“Para nosotros él es un amigo que está ocupado en su trabajo, en otra historia no vamos a molestarlo”, comentó Barrera.
“Lo que queremos es ir a ver cómo convierte a Argentina en campeón del mundo”, añadió.