Portugal tiene una historia modesta en Mundiales, cortita para el tamaño de jugadores que ha dado: Eusebio , Chalana, Paulo Futre, Luis Figo y..., Cristiano Ronaldo.
CR7 –uno de los dos mejores jugadores del mundo (si es el primero o el segundo es cuestión de gustos)– es el arma que le permite al cuadro lusitano ver con una dosis de optimismo extra la Copa del Mundo.
El fantástico delantero del Real Madrid es el responsable de que Portugal esté en la cita brasileña: él marcó los cuatro goles portugueses en el repechaje contra Suecia.
Fue una extraordinaria exhibición de CR7 (tan superlativa que le aseguró el Balón de Oro), que supo responderle a su seleccionado a la hora buena (algo que no pudo hacer Zlatan Ibrahimovic).
Sin embargo, toda moneda tiene dos caras y para todo hay un pero: la serie ante los suecos reveló, como nunca la dependencia lusa de su megaestrella.
Hay que ser claros: sin Cristiano , a Portugal se le vería con otros ojos y no estaría tan considerado entre los equipos de cuidado.
En esas tiendas, una eventual ausencia de la superestrella equivale a que aparezca un quinto jinete del Apocalipsis.
Paulo Bento, el director técnico lusitano, y como es habitual en los técnicos, le baja los decibeles al asunto y pone la discusión en un ámbito más grupal.
“Es un gran jugador, un gran nombre, pero tengo que trabajar y preocuparme con todo el equipo”.
Tener a CR7 es una carta invaluable en un grupo que se advierte terreno rudísimo, pues los portugueses deben competir ante Alemania, Estados Unidos y Ghana.
Avance. Esa zona G es una de las más complicadas del torneo: no es el grupo de la muerte del certamen, pero no pierde el aire.
El problema –si se le puede llamar así– con Cristiano Ronaldo es que opaca al resto de sus compañeros; pero, el seleccionado lusitano está muy lejos de ser un equipo comparsa o un rejuntado.
Atrás los nombres de Pepe y Bruno Alves imponen respeto; en la media, Joao Moutuinho sabe qué hacer con la pelota; adelante, Nani no desluce para nada como socio de Cristiano Ronaldo.
Portugal tiene con que ser protagonista, a pesar de que por segunda vez al hilo debió recurrir a un repechaje (para el 2006 eliminó a Bosnia) para sacar boleto a Brasil.
En esta oportunidad, se vio envuelta en esta instancia por tres descuidos –en forma de empate– que la pusieron en esa ronda; por suerte, llevaban a CR7.