Filadelfia, Pensilvania. Aparte de llevarse una cara de coraje ante la adversidad, el último fogueo de Costa Rica antes de que llegue Brasil dejó ver un par de rostros que ahora llevan dudas a la antes indiscutible titular de la Sele.
Óscar Duarte, y sobre todo Marco Ureña, fueron sin duda los relevos que mejor aprovecharon la última oportunidad que Jorge Luis Pinto ofreció antes de que arranque el Mundial.
El primero dejó claro que el roce europeo pesa: fue seguro tanto abajo como por arriba y se desenvolvió bien en la zaga, especialmente cuando la infantil expulsión de Giancarlo González obligó a jugar con línea de cuatro.
Ahí sacó a relucir el coraje que lo caracteriza y la experiencia que se acumula afuera, dos recursos invaluables en Brasil.
Ureña fue más allá. El delantero no solo le sacó réditos a sus minutos en la cancha sino que en los casi 80 que jugó se perfiló como el “9” que tanto necesita la Tricolor.
Se entendió a la perfección con con Joel Campbell y demostró que el fútbol rápido es lo suyo. Precisamente de esa sociedad con Campbell y ese pique rápido fue de donde salió el penal que Celso Borges tradujo en el empate.
“Me sentí bien y creo que podría ser una buena opción (para Pinto). De esto se trataba, de que el profe tenga que pensarla. Viene aquí a apoyar y sabía que era una gran oportunidad y que el grupo necesita un delantero, había que aprovechar el chance porque no todos los días llega”, aseguró Ureña.
Buen provecho. Hubo también otros que pasaron con buena nota su último chance hacia Brasil.
Heiner Mora, por ejemplo, dejó clara su valía como carrilero especialmente en la segunda mitad, aunque tal vez no lo suficiente como para desestabilizar la confianza de Christian Gamboa por ahí.
José Miguel Cubero también se mostró bien en la recuperación, pero será Pinto quien decida si fue lo suficiente como para disputarse el cupo de Yeltsin Tejeda.
Finalmente también hay que destacar a Patrick Pemberton, un héroe en el empate con 45 minutos que dejaron claro que es él el segundo detrás de Navas.