Ahora sí nos dejaron sin adjetivos. Caballeros de la esperanza, titanes, héroes, guerreros... Ya no tenemos ninguno. Mentira, ya sé, ustedes son un montón de cabrones que nos inflan el pecho.
Sentimientos a flor de piel. Inevitable, prohibido no llorar, no gritar, no abrazar.
Tapadón de Keylor, corazón a punto de salir, manos temblando, ojos llorosos, mirada ida, rezos en vos baja. El momento más angustiante de mi vida. ¡Qué eternidad, por Dios!
¡Umaña, vamos Uma, vamos papá. Dale que se puede!. Todo pasa como en cámara lenta, el grito de gol atragantado. Vamos Uma... golazoooooooo. Bendita la hora en que nací costarricense. Lo veo y no lo creo.
Celular en mano y dispuesto a escribir "lo hicimos, estamos en cuartos...", ¿pero a quién se lo mando si quiero gritarlo al mundo?
Abrazo del corazón con Saborío. También va por ustedes, Mora, Oviedo, Duarte. Ustedes decían "lo daremos todo en el Mundial..." y cuanta razón tenían, pero se equivocaron, no lo dan todo; dan hasta lo que no tienen. ¿Verdad Campbell? Sin piernas querías picar y gambetear, pero tu corazón te lo decía, tus piernas te recordaban que ya no había gasolina en el tanque y aún así lo intentabas. Gracias, guerreros, por hacernos tocar el cielo con las manos, porque hoy la bandera tricolor nos hace llorar. ¡Qué lindo ser tico, por Dios!
La muralla griega, le llamaban, pero más que muralla, era el escollo que nos separaba de la historia. Ay muchachos, hasta cuándo nos van a llevar en este sueño. Pero no se vale, cuando uno quiere sacar pecho, ese pecho inflado con el que hoy caminamos por las calles, es cuando ustedes, muchachos, nos ponen los pies en la tierra. Aún falta más, dicen... y cómo no creerles.
Caballeros de la esperanza, hoy más que nunca les podemos llamar así. Caminando por las nubes nos tienen, allí donde caminan los mejores. Que no me despierten, por favor, no lo hagan.
Italianos, ingleses, uruguayos, chilenos y mexicanos, mejor paro de contar. Todos ellos ya están en casa viendo el Mundial por televisión, en esos sillones de la amargura donde se suponía que debíamos estar. Pero no. ¿Qué no se dan cuenta de lo que hacen? Nos van matar, cabrones, nos van a matar de alegría.
Ahora se viene Holanda, la fuerza naranja de Sneijder, de Van Persie, de Robben, nombres que ya no asustan. Hoy es otra cosa porque no intimidan, como tampoco intimidaron Cavani, Pirlo, Balotelli, Rooney, Samaras....
Pero bueno... palabras más, palabras menos, y todos los adjetivos se quedan cortos para ustedes, muchachos. Habrá que guardar palabras para el sábado, cuando agranden esta historia. Solamente queremos decirles: ¡Gracias, caballeros de la esperanza!