El seleccionador de Costa Rica en el 2001, Alexandre Borges Guimaraes, aseveró a La Nación –días antes del sorteo– que soñaba con cumplir un gran Mundial, en la primera cita de la FIFA en Asia.
Eso lo reiteró, cuando llegó a la rifa, que reunió a 3.500 visitantes en Busán, Corea. Al sonido de los tambores, la ceremonia fue colorida con tradiciones de Japón y Corea del Sur, sedes de la Copa.
“Tenemos la referencia de haber pasado a octavos de final en el Mundial de 1990. Tuvimos unas muy buenas eliminatorias, donde fuimos primeros (con 23 puntos), y eso nos da la ilusión de repetir o mejorar lo que hicimos en Italia”, expresó Guima a la prensa.
Lo que nunca se imaginó era que, al volver a los Mundiales, luego de que fue al del 90 como jugador, iba a repetir rival, Brasil, su país de origen, con el que debutó en el verano italiano y sufrió un revés de 0-1.
En Italia 1990 se midió a la Verdeamarelha en el segundo partido; pero, en Suwón, Corea, fue en el tercer duelo, en el cierre del grupo C.
Tras “el trasiego” de bolitas en los bombos, Costa Rica quedó con China, Turquía y Brasil. Doblegó 2-0 al primero, igualó 1-1 con el segundo y cayó 2-5 con el tercero; no pudo clasificarse a la segunda ronda y finalizó 19.° entre 32 países.
El bloque de la” muerte” fue el F, con Argentina, Inglaterra, Nigeria y Suecia. Pero fue en el grupo de la Tricolor donde surgieron dos de las selecciones que llegaron al podio.
Brasil logró su quinto cetro, al vencer 2-0 a Alemania en la final en Yokohama; y Turquía finalizó tercero con el 3-2 a Corea, en Daegú.