Como si fuera ayer, Daniel Torres recuerda el anuncio del periódico sobre el taller de verano de esgrima, en la Universidad de Costa Rica (UCR),
“Me llamó la atención, era algo diferente y, bueno, ya llevo tres años en este deporte. Fabián Salas fue mi maestro”, contó el joven de 17 años, luego de celebrar sus triunfos.
Torres obtuvo el título de campeón centroamericano de florete (un tipo de espada), en la categoría cadete (de 14 a 16 años).
En sus combates el joven demostró su dominio en el arte de tocar sin ser tocado.
De hecho, la esgrima es considerado un “ajedrez físico” porque exige tanto destreza del cuerpo, como de la mente.
“Uno termina realmente cansado porque pasa todo un día muy concentrado en los enfrentamientos”, contó Erin McLoughlin, parte del equipo femenino costarricense.
Ella logró el título de campeona centroamericana de sable juvenil (17 a 19 años).
La joven se decidió por la esgrima luego de ver una película.
“Observé la esgrima en la película The Parent Trap , con Lindsay Lohan. Me encantó y le pedí a mis papás darme la oportunidad de llevar clases”, contó.
Junto con el equipo tico, ella festejó el triunfo de cuatro esgrimistas nacionales, quienes ganaron la medalla de bronce de florete, en la categoría juvenil masculina.
Nacionales, como Torres, disputaron esa medalla contra el equipo de Nicaragua.
“Costa Rica ha mejorado mucho y es un gran logro que seamos la sede de este torneo centroamericano”, resaltó Mauricio Jurado, presidente del comité organizador.
Jurado conoce bien esta materia porque destacó en ese deporte durante su adolescencia; ahora le enseñe ese arte a sus hijos.
Para los ticos, la meta es clara: mejorar y decir con más fuerza “touché” (lo toqué).