Contrarreloj tico perdió dos oros en las calles josefinas

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Competir en una contrarreloj debe sentirse, a veces, como escuchar a Dios. Los ciclistas pedalean sin tregua con la mirada fija -fijísima- al frente, mientras la voz de su entrenador suena, desde un megáfono, que viaja unos metros atrás a bordo un vehículo.








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