San Salvador. Álvaro Saborío engañó a toda la prensa por muchos años. Entrevista tras entrevista, el delantero de la Selección mostró en los micrófonos timidez. Incomodidad con los reflectores puestos.
No obstante, resultó que ofrecía pocas palabras, pues las demás las guardaba para el camerino de la actual Selección Nacional.
Saborío ahora es un líder. Él mismo lo dice. Sus compañeros lo aceptan. Y lo siguen fielmente.
Antes del crucial encuentro del viernes ante El Salvador, se supo que el goleador repetidamente instó, desde la derrota en México, al resto del plantel a “matarse” en el campo por los que no han ido a un Mundial y por los que como él, seguramente solo tendrán una vez oportunidad más para volver.
Pidió coraje, pidió esfuerzo, pidió sacrificio. Hasta hubo un juramento. Le cumplieron.
“Todos entendieron el mensaje. Es muy bueno cuando uno habla y lo escuchan. Se vio un equipo muy fuerte. Mandamos una alerta muy concreta al resto de la Concacaf”, expresó el atacante.
Quien diría que este jugador de personalidad introvertida y actitud reservada (por lo menos en la luz pública) tarde en su carrera se impondría un nuevo rol.
“Yo he tratado de poder pasar algunas de las cosas que he adquirido al resto del plantel. Creo que sí me siento un líder. Trato de dar todos los mensajes positivos que pueda dar. Me siento bien en este papel”, expresó el “9” de la Tricolor.
Ejemplo. Pero Saborío, de 30 años (32 en el Mundial de Brasil), se dio cuenta que un líder no solo habla y ve a los demás hacer las cosas. Se dio cuenta de que debe guiar con ejemplo. Por eso fue quizás el que más corrió ante los cuscatlecos.
Peleó todas las pelotas que pudo, y aunque no fue un buen juego con el balón, chocó contra todos. Eso contagia. Eso motiva.
Si sucede en la grada, habrá que imaginarse dentro de la cancha.
“Es que hubo que entregarse al máximo, porque queríamos dar este paso. Todos tuvimos que tener este compromiso, los que jugamos, los que no, el cuerpo técnico, los directivos. Había que ponerlo todo para ganar”, justificó Saborío.
El ariete incluso salió golpeado del juego, tras una de esas corridas con más corazón que otra cosa.
No obstante, aseguró que estará en perfectas condiciones para el partido del martes ante Guyana, el cual terminará de sellar la clasificación de la Sele a la hexagonal.
“Para ese día voy a estar con todo. Espero que podamos ganar para seguir adelante en este camino hacia el Mundial”, concluyó el delantero de Real Salt Lake.