Los veinteañeros son quienes más mueren en carreteras y en moto. ¿A qué podría atribuirse?
A los 18 años, cuando se obtiene la licencia, el cerebro no está totalmente formado. Y a pesar de que son adultos, todavía (los veinteañeros) no tienen muy claro qué es el riesgo. Incluso, para muchos, correr riesgo es emocionante. No se tiene la madurez para darse cuenta de que la motocicleta es un medio de transporte.
Están creando el perfil del motociclista infractor. ¿Puede adelantar algunos hallazgos?
Pregunté a un motociclista qué sensaciones brinda la moto. La respuesta fue la libertad. Sentir que antes tomaba dos horas llegar a un lugar y ahora solo se llega en media hora porque se puede pasar entre los carros y hacer lo que se quiera.
La mayoría de los muertos son hombres. ¿Influyen aspectos de crianza?
Sí, totalmente. En nuestra cultura machista, ser hombre significa tener poder. Y tener poder es ganar, lograr, ordenar, ser duro y fuerte. También cuando se es joven, se trata de llamar la atención, por ejemplo, haciendo piruetas (en una moto).
¿Qué papel tienen quienes enseñan a conducir una motocicleta?
Asigno un alto porcentaje de la responsabilidad a los padres y a las personas que enseñan a conducir a esos muchachos.
”En las charlas que damos en Cosevi (Consejo de Seguridad Vial), advierto de que a medida de que se quiera impresionar a un hijo pequeño corriendo (en carretera), ellos (los chicos) van a querer impresionar a los padres más adelante.
¿Recomendaciones?
Que los padres recuerden que tienen vidas a su lado y son personas a las que están formando. Se debe tomar conciencia de que la formación vial de los hijos no es solo del Estado.