El viernes 11 de agosto del 2006 hubo en el país 25 matrimonios de cubanos con costarricenses, la mayor cantidad registrada en un solo día en los últimos 110 años.
Al día siguiente, el sábado 12, entró a regir la nueva Ley de Migración, que daba más poder a las autoridades para controlar a los extranjeros ilegales.
Esa ley también confirió a Migración la facultad para cancelar la residencia de los foráneos que se hubiesen casado con ticos solo para obtener ese beneficio.
Dos notarias –Kathia Salas Guevara y Marianela Esquivel Salazar– efectuaron, cada una, ocho de los 25 enlaces de cubanos celebrados ese 11 de agosto.
Todas las uniones fueron civiles, la mayoría mediante un poder, en ausencia del cónyuge cubano –que seguía en su país– y con ticos de barrios marginales.
¿Coincidencia? Consultada por La Nación , Esquivel recordó los matrimonios, pero aseguró que la fecha no tuvo relación con la aplicación de la ley migratoria.
“A mí me contactaba otro abogado que viajaba a Cuba. Me llamaba y me llevaba los papeles. No puedo decirle que eran matrimonios arreglados”, sostuvo Esquivel, quien no ejerce desde el 2007.
“El otro abogado obtenía el poder (...). Me pagaban mis honorarios y listo”, agregó la abogada.
Este diario también intentó preguntarle a la notaria Kathia Salas por esos matrimonios, pero ella declinó referirse al asunto.
En enero, Salas fue condenada a 186 años de cárcel por 31 delitos de falsedad ideológica, relacionados con presuntos matrimonios falsos de extranjeros y ticos.
Sin embargo, en agosto anterior, el Tribunal de Apelación de Goicoechea anuló la sentencia por violaciones al debido proceso y envió el caso a un nuevo juicio.
Caída. Desde el 2006, la cantidad de matrimonios de cubanos en el país disminuyó un 95 por ciento.
Ese año, se efectuaron 1.401 enlaces de caribeños, la mayoría con costarricenses (1.397). Esa cifra dista mucho de los 64 matrimonios registrados en el 2011.
En total, entre 2002 y 2011 se efectuaron en el país 4.199 bodas de ciudadanos cubanos, según datos del Registro Civil.
De ellos, 4.143 se casaron con ticos y 56 con extranjeros residentes, la mayoría también cubanos.
En su mayoría, los isleños que se casaron son hombres: 2.360, frente a 1.783 mujeres.
Mario Zamora, ministro de Seguridad, explicó que los cubanos figuraban entre los principales usuarios de los matrimonios simulados con fines migratorios.
“Había un grupo de abogados que viajaban a Cuba y lo tenían como una línea de negocios. Desde allí configuraban el escenario matrimonial. Eran unos 42 abogados con estas prácticas”, manifestó.
“Nosotros batallamos legalmente en muchos frentes. Empezamos a denunciar muchos casos. Esta situación no se controló solo por una ley, hubo un gran esfuerzo institucional”, dijo Zamora.
“El cambio de la ley limitó muchísimo. Ya la gente no se puede casar solamente a través de un acta notarial y tampoco se le da la residencia permanente como era antes”, comentó el subdirector de Migración, Freddy Montero.