Desde hace una década, la cantidad de automotores en las calles del país crece a un ritmo anual promedio del 5%. Hoy existen en movimiento 1,3 millones de vehículos particulares, taxis, autobuses, motocicletas y vehículos de carga. Por ello, es comprensible que cualquier variación en el precio de las gasolinas y el diésel sea determinante en la economía de los hogares y de las empresas.
La intención de este trabajo fue examinar desde múltiples aristas si hay espacio o no para plantear una reducción del precio de los combustibles. Un tema ampliamente discutido en los últimos meses.
Con ese objetivo en mente, la Unidad de Inteligencia de Datos de La Nación recopiló cada uno de los precios que, mes a mes, rigieron para la gasolina regular (plus), súper y el diésel desde setiembre del 2009 y hasta el 30 de junio pasado. Excluyendo así, los valores extremos producidos entre el 2008 y agosto del 2009.
Los precios se extrajeron del sitio web de la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) y se revisaron contra los registrados por Recope.
Con esos números, se creó una base de datos que, además de precios, incluyó el tipo de ajuste hecho por Aresep (alza, rebaja o si se mantuvo el costo) y el origen de esos cambios (actualización de impuesto único, estudio ordinario de precio o ajuste extraordinario). Para neutralizar las variaciones abruptas de los precios de cada carburante , se calculó su valor promedio trimestral. A esos precios corrientes se les quitó el efecto de la inflación, para precisar su valor real y determinar cuánto crecieron o decrecieron en el lapso estudiado.
Con ayuda del economista Hermann Hess, se creó un índice de precios para cada tipo de combustible (base 100 a setiembre del 2009). Este se comparó con el índice de salarios mínimos reales, también con base 100 al tercer trimestre citado , para medir el impacto de las variaciones en el poder de compra del consumidor.
Posteriormente, se indagó sobre la importancia relativa que los combustibles tienen en la canasta básica, ponderación estimada por el Instituto de Estadística y Censos (INEC). Se halló que actualmente ese gasto consume el 6% de los presupuestos familiares; por encima de la inversión en educación, que es del 4%.
Ese dato generó la inquietud por determinar si hoy, respecto de una década atrás, existen más hogares con al menos un automóvil. La respuesta se obtuvo al sacar la relación entre la cantidad de vehículos particulares existentes desde el 2000 (suministrada por el Ministerio de Ambiente) y la cantidad de hogares del país, recopilada en la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho).De la Enaho 2012, también se extrajeron las cifras de nivel de ingreso de los hogares con automóvil propio.
Finalmente, se ahondó en el precio internacional de los hidrocarburos y en los costos de Recope. Los resultados de cómo cada uno de esos factores, y otros, inciden en el precio final, los tiene el lector en esta publicación.