El 18 de mayo del 2007, dos semanas antes de que el presidente de la República Óscar Arias rompiera relaciones diplomáticas con Taiwán, ese Gobierno le giró $300.000 a la Fundación Arias para la Paz y el Progreso Humano, fundada por el exmandatario.
El dinero ingresó a través del Grupo Sama y se destinó a un proyecto denominado Cultura de Paz, según consta en los reportes financieros que la Fundación Arias entregó a la Contraloría General de la República (CGR).
Esa fue una de las cuatro donaciones que la Embajada taiwanesa le hizo a la Fundación Arias entre los años 2006 y 2007.
En total, Taiwán le obsequió a la Fundación $1,4 millones en un plazo de seis meses, luego de que Arias asumió la presidencia de la República, en mayo del 2006.
Fue casi la misma cantidad que ese Gobierno le había donado en 17 años de existencia a la entidad, creada por Arias en 1988 “para estimular una cultura de paz”, como indica su página web.
“Nosotros interpretamos que era un gesto por el cual el embajador Wu quería fortalecer las relaciones con nuestro país. A mí me pareció normal”, aseguró ayer Luis Alberto Cordero, director de la Fundación Arias.
Sin influencia. Dos de esas donaciones las realizó la Embajada taiwanesa mediante depósitos a través del Grupo Sama, según consta en los reportes financieros.
De los cuatro giros, el mayor fue por $1 millón, que ingresó a la Fundación el 15 de enero del 2007.
Seis días antes, el 10 de enero, Arias se había reunido en Managua, Nicaragua, con su homólogo de Taiwán, Chen Shui-bian, quien le propuso negociar un Tratado de Libre Comercio (TLC).
En el viaje a Nicaragua, Arias estuvo acompañado de Luis Alberto Cordero, quien aseguró ayer a La Nación que el expresidente no tuvo que ver con el donativo de Taiwán.
“El presidente Arias tenía bien claro cuáles eran sus limitaciones, evidentemente, la de no participar en política activa y menos de gestionar cosas para la Fundación Arias”, afirmó Cordero.
“A mí no me consta ningún caso donde nosotros hayamos gestionado donaciones y alguien haya tenido que apuntalarnos, y menos con Taiwán, porque la relación era ya de por sí muy fluida”, agregó.
Preocupación. El 1.° de setiembre del 2006 la Embajada de Taiwán le depositó a la Fundación Arias $150.000, destinados por la entidad a “apoyo institucional”, según detalla el reporte a la Contraloría.
Ese mismo mes, los taiwaneses comenzaron a mostrar preocupación por el acercamiento de Arias con el Gobierno de la República Popular China, según reportó este diario el 21 de setiembre del 2006, un día después de que Arias se reunió en Nueva York con el canciller chino, Li Zhaoxing.
En esa ocasión, el mandatario aseguró que no pensaba romper relaciones con Taiwán.
“Pienso que no deberían por el momento preocuparse por eso”, dijo Arias a La Nación.
Posteriormente, el 1.° de diciembre del 2006, el Gobierno taiwanés donó a la Fundación Arias $15.000 más, dinero que la entidad usó para organizar la carrera atlética Premio Nobel de la Paz 1987.
Luis Alberto Cordero aceptó que los esfuerzos de los taiwaneses por mantener a sus socios políticos eran innegables.
“Es muy evidente que Taiwán tenía mucho interés en mantener sus relaciones bien fortalecidas en América Central”, explicó.
No obstante, Cordero aseguró que ni la Fundación ni el presidente Arias aprovecharon esa coyuntura para obtener dinero de ese país.
“No señor, aunque ustedes no lo crean, yo me enteré del rompimiento de relaciones con Taiwán como se enteró cualquier costarricense que esa mañana hubiera puesto las noticias en la tele. Si eso le parece increíble, así fue”, afirmó.
“Yo recibí una llamada muy dura de un funcionario de la Embajada de Taiwán, haciéndome un reclamo muy fuerte”, contó .