Los matrimonios de ciudadanos extranjeros en Costa Rica disminuyeron casi un 30 por ciento desde el 2006, cuando entró a regir una nueva ley de migración que impuso normas contra los foráneos que se casaban solo para obtener residencia en el país.
Esa ley fue derogada en el 2009 –por considerarse abusiva– y sustituida por una más moderada, pero que endureció los requisitos para que los inmigrantes casados con ticos pudiesen permanecer legalmente en el país.
Desde entonces, la cantidad de uniones de foráneos con nacionales comenzó a descender.
Para llegar a esta conclusión, La Nación analizó el archivo maestro de matrimonios del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) y lo comparó con la base de datos de la Dirección General de Migración y Extranjería.
Se analizaron los matrimonios de extranjeros con costarricenses y con inmigrantes naturalizados o con residencia en el país, ocurridos en los últimos 110 años.
Dicha revisión arrojó que mientras el 2006 fue el año con más uniones de ese tipo desde 1901 (se registraron 7.126 casos), el año pasado la cifra bajó a 4.799 matrimonios.
Disminución La caída más notable se dio en uniones de cubanos, colombianos, haitianos y dominicanos, justamente las nacionalidades más comunes en los matrimonios simulados, explicó Mario Zamora, exdirector de Migración y actual ministro de Seguridad.
Las uniones de cubanos bajaron un 95 por ciento en los últimos seis años, al pasar de 1.401 en el 2006 a solo 64 el año pasado.
En el caso de los colombianos, la cifra pasó de 1.081 matrimonios en el 2006 a 349 en el 2011.
Las uniones de personas de República Dominicana también cayeron, aunque venían descendiendo desde el 2004, cuando se inscribieron 185 enlaces, distinto del año pasado, cuando solo se reportaron 79.
En el caso de los haitianos, el número de matrimonios pasó de 40 en el 2005 a tres el año anterior.
En el 2005, no solo se aprobó una nueva ley migratoria, sino que Migración comenzó a investigar una red que se dedicaba al tráfico de inmigrantes haitianos en el país.
La baja de matrimonios también se registró con ciudadanos de otros países, aunque en menor grado, entre ellos peruanos, chinos, mexicanos y estadounidenses.
Por el contrario, los matrimonios entre nicaraguenses aumentaron en la última década.
Efectividad Mario Zamora considera que las nuevas normas migratorias resultaron efectivas para combatir los matrimonios falsos.
“Anteriormente, mucha gente veía en esto una práctica legal, tolerada. La lucha que dimos terminó siendo efectiva”, aseveró.
Antes del 2009, un extranjero que se casaba con un tico adquiría casi de inmediato el derecho a la residencia permanente en el país. No necesitaba presentarse a Migración –podía ser representado por un abogado– ni le exigían probar la autenticidad del matrimonio.
Ahora, deben demostrar que conocen y conviven con su cónyuge y tienen que presentarse a Migración cada año, los primeros tres del matrimonio, para acreditar la convivencia conyugal, y poder adquirir la residencia permanente.
El golpe definitivo lo dio el gobierno de Óscar Arias en noviembre del 2009, cuando firmó una reforma al Código Penal y de Familia que fijó penas de cárcel a abogados, testigos y contrayentes que participen en uniones simuladas para obtener beneficios migratorios.