Su cabello pelirrojo y sus ojos claros se han vuelto recurrentes en la redes sociales y en algunos medios de comunicación. Si no está yendo a la NASA, crea cobijas eléctricas para la gente sin hogar a través de una organización sin fines de lucro.
Esta semana se viralizó un video en el que explica cómo aplicar el estado plasmático de la materia para generar energía limpia. Su dicción y pronunciación del inglés son impecables y su cortometraje compite contra otros 29 creados por jóvenes de todo el mundo. El objetivo es una beca de $250.000 para estudiar en el extranjero y de paso ayudar con un laboratorio de ciencia para su excolegio.
En su cabeza, Sebastián Piedra se ha propuesto aplicar lo aprendido en las aulas y ponerlo en función del bien social. Su único enemigo es el tiempo, que se le escapa de proyecto en proyecto y también entre sus amigos del colegio, quienes lo bautizaron como Bob, por su similitud con un personaje de la serie de Disney Zack and Cody.
A sus 18 primaveras, el joven vecino de Paraíso de Cartago es una demostración de que detrás de cada talento hay un trabajo coordinado de padres de familia con educadores y también un ejemplo de que nunca es muy temprano o muy tarde para emprender un proyecto.
"A mí la física siempre me llamó la atención. Mi idea es aplicar los conocimientos que aprendimos en las aulas para que no se queden en el papel y ponerlos en función de la sociedad. La tecnología nos puede dar tanto y hay que aprovecharla", afirma Sebastián con la intención de contar su historia a través de sus acciones.
Piedra nació en México, en el Distrito Federal. Tras dar sus primeros pasos y formular sus oraciones, sus padres costarricenses, Francisco Piedra y María Rodríguez, no dudaron que su primogénito estaba adelantado con respecto al grupo. Fue en ese entonces que surgieron las clases de karate y de piano para complementar las cargas académicas.
Intenso y apasionado. Así lo describe su madre y tutora, quien recuerda los enfrentamientos de karate y cómo tenía que hacer malabares para cambiar la cinta negra del kimono por el saco y el corbatín para trasladar al acalorado Sebastián a un recital de piano.
"Era una locura cambiar el cassette, pero él siempre buscó la excelencia en todo lo que hacía", rememora su padre, mientras revisa un grueso álbum de fotografías con los recuerdos del inicio del pequeño Sebastián.
Al llegar a Costa Rica a sus 11 años, todo cambió para Bob. Llegaron nuevos amigos, nuevos profesores en el Colegio Saint Joseph y nuevo barrio (Sabanilla).
El joven recuerda la vez que rechazó la oferta para dedicarse tiempo completo a la música y lo mucho que se lamentó el profesor ruso Alexánder Sklioutovsky, del Instituto Superior de Artes, al escuchar la noticia de que el joven pelirrojo había cambiado las teclas del piano por un destornillador y una caja de legos Mindstorm. Desde entonces se enlistó en cualquier curso o festival de robótica que encontró.
La pasión por los números corre por las venas de la familia Piedra Rodríguez; Francisco es contador y María ingeniera industrial, mientras que la menor del hogar, Paulina, cursa el noveno año del colegio y aspira convertirse en ingeniera de alimentos.
En una feria Robotifest organizada por la Universidad de Costa Rica años atrás, Piedra sorprendió a todos al construir una silla de ruedas que se controla a través de un electroencefalograma (un método médico que mide la actividad eléctrica del cerebro).
La idea era controlar la silla de ruedas con los impulsos eléctricos que generaba el cerebro a través de la sinapsis, que básicamente es la comunicación entre las neuronas.
"¡Todo lo armaba y al instante lo desarmaba!", comenta su mamá. Y en el proceso, Sebastián comprendía lo abstracto de un código que luego transformaba en algo tangible, como un casco que a través de los principios de la inteligencia artificial seguía los impulsos de luz. Pronto, los robots en miniatura se convirtieron en códigos de programación, raspberries y microchips.
Era cuestión de tiempo para que la Agencia Espacial Estadounidense (NASA) conociera a Bob, después de que el tico ganara en el 2015 la beca "Escuela del Espacio", un programa que le da la oportunidad a los jóvenes de convivir con el personal del Centro Espacial Johnson. Incluso, en esa ocasión conversó con el científico costarricense, Franklin Chang, a quien admira desde niño.
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Líder positivo y emprendedor
Llegó el 2011 y Sebastián ingresó al Centro Educativo Saint Clare, de donde se graduó el año pasado. Aún ahora Bob es recordado con mucho respeto, no solo por lo que hacía, sino por lo que ponía a hacer a sus compañeros.
"Era un muchacho que no podía estar quieto, que cuestionaba mucho a los profesores, se organizaba con el resto de amigos para las Olimpiadas de Matemáticas y también para los centros que emulaban las sesiones de las Naciones Unidas", recuerda la directora académica de secundaria, Maralí Rodríguez.
Para Rodríguez, Sebastián es el rédito que deja una educación integral, que no solo busca ahogar al joven en libros sino darle la oportunidad de que aprenda a través del arte y el deporte.
Piedra complementa sus estudios en el Instituto Einstein Prep and Learning bajo la tutoría del educador Daniel Pozuelo.
"Nada detiene a Sebastián, absolutamente nada. Es un estudiante que reta al profesor y además tiene un gusto por el aprendizaje y el emprendedurismo social admirable", comentó Pozuelo, a quien, como tutor, le corresponderían $50.000 si el joven resulta galardonado como el ganador del Breakthrough Junior Challenge.
En febrero del 2015, Sebastián lanzó la Fundación Smart Help, junto con su compañero de cole, Harold Garita. La iniciativa pretende utilizar los conocimientos de física y matemática adquiridos en las aulas para ponerlos a funcionar para el bienestar de la sociedad.
La premisa es confeccionar cientos de cobijas para indigentes que se calientan a través del movimiento de una palanca, por lo que no necesitan baterías ni toma corrientes para funcionar.
"En todo startup la clave es tener un buen equipo porque uno cuando identifica sus propias debilidades puede potenciar las fortalezas de los demás", explica sobre los inicios de su proyecto.
Sebastián lanzó el proyecto a la web Indiegogo, que busca financiamiento a través de las donaciones de usuarios de Internet y está a punto de alcanzar la meta de $3.000.
La fuerza laboral de Smart Help son los colaboradores que se incrementan día con día. Además, el startup cuenta con la estructura de una organización y patrocinadores.
"Existen muchos problemas en la sociedad y existen muchas organizaciones que no pueden solucionar el conflicto, lo que nosotros pensamos es que la tecnología no se está aplicando en la ayuda al prójimo, porque no aplicamos todo este conocimiento para crear un negocio que tenga como objetivo ayudar a los demás", explicó el cartaginés.
Planes a futuro
El video del concurso Breakthrough Challenge cuenta en este momento con más de 3.700 likes y es uno de los favoritos para llegar a la final, que se definirá entre cinco cortometrajes.
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Esta competencia es financiada por fundación Chan Zuckerberg, que impulsa la búsqueda del conocimiento y la equidad de género.
La elaboración del video no es solo fue obra de él, sino un trabajo en conjunto de sus compañeros de colegio, quienes estuvieron anuentes a grabar y editar el cortometraje.
"Cuando él me contó de esta oportunidad de la beca no dudé en ayudarlo porque sé que va a ser una persona muy exitosa, y sé que lo que quiera y sueñe lo va a lograr en el futuro", comentó Gabriel Navarro, el mejor amigo de Sebastián y cómplice en un sinnúmero de experimentos y proyectos.
Independientemente del resultado, Bob sabe que su futuro está en las universidades de Estados Unidos.
Piedra ya cuenta con la aprobación de los exámenes de admisión de SAT, que miden la capacidad intelectual del estudiante y espera estudiar en los centros educativos MIT, en Boston, o en la Universidad de Stanford, en California, para cursar las carreras de ingeniería en computación o eléctrica.
Entre bromas, Sebastián espera conseguir la beca para seguir de cerca el pulso a los Broncos de Denver de la NFL, eso sí, sin perderle el ojo a su querida Liga Deportiva Alajuelense.
Mientras espera el resultado del concurso, que será el 9 de noviembre, trabaja como desarrollador en Carao Adventures, específicamente en las tarjetas Go Pass, un método que sirve para pagar los pasajes de bus sin la necesidad de usar efectivo.
"Todo lo que ha ocurrido en la vida de Sebastián son como las diminutas piezas de los legos Mindstorm... experiencias pequeñitas que juntas logran construir algo enorme", medita María, su mamá, mientras ojea las fotografías de su precoz retoño, que a la fecha no sabe lo que es estar quieto.