Santiago de Chile. El Mercurio/GDA. Lomo a lo pobre, tallarines con salsa boloñesa, hamburguesa italiana, ensalada César, pollo a la plancha con ensalada o pescado frito con puré.
Esas eran las alternativas de platillos que tenían los 227 voluntarios que participaron en un estudio realizado por la Universidad de Los Andes, de Chile, por Internet.
A ese plato había que sumarle una opción de bebida y un postre.
Luego de seleccionar un almuerzo basado en sus gustos, los voluntarios recibían el mismo menú, pero con las calorías indicadas al costado (desde 231 calorías la ensalada César, hasta 724 el lomo a lo pobre).
“Según vimos, el 49% de las personas, cuando recibía esa información, cambiaba su elección”, explica Claudia Pérez, bioquímica, profesora de la Escuela de Administración de Servicios de la Universidad de Los Andes, y quien participó en el estudio.
“Realizamos este trabajo por los altos indicadores de sobrepeso y obesidad observados actualmente”, dice Javier Enrione, ingeniero en alimentos, doctor en Ciencias de Alimentos y profesor de la Universidad de Los Andes.
“Es importante destacar que el aumento de ingreso medio por persona ha contribuido a que un número mayor de la población consuma alimentos preparados en restaurantes de comida rápida y en aquellos donde se ofrecen los llamados ‘menús ejecutivos’”, añade Enrione.
Entre las conclusiones de la investigación, Javier Enrione rescata una reducción media de 137 calorías una vez que las personas contaban con la información calórica de cada plato.
Si se toma en cuenta solo al grupo que disminuyó las calorías después de la intervención, la reducción es de 292.
“Se destaca también que el 83% de los encuestados consideró valiosos estos datos para decidir su elección de consumo, y que, efectivamente, del grupo de personas que redujo las calorías totales del menú, el 70% fueron mujeres”.
Como la encuesta se realizó a través de Internet, los expertos saben que hay limitaciones.
“Ahora vamos a ir a los restaurantes para ver cómo reaccionan las personas frente a la información calórica de la comida”, concluyó la investigadora Pérez.