Buenos Aires, Argentina. La Nación, GDA Postergar el sueño para revisar el correo electrónico, ver el capítulo de una serie en la tableta o avanzar en un videojuego, causa el mismo desajuste horario que un prolongado viaje en avión.
Si hacemos eso con frecuencia, aumentamos la somnolencia diurna y la vigilia nocturna y esto ocasiona lo que se conoce como jet lag social o síndrome de descompensación horaria.
Este es un fenómeno que trasciende niveles culturales y socioeconómicos, explica el doctor Daniel Cardinali.
Así, mientras por un lado, hay adolescentes que viven privados del sueño por pobreza extrema, por el otro, están los que tienen toda la tecnología a su disposición en casa y no duermen lo suficiente por esa sobreoferta que los mantiene despiertos.
Según Cardinali, entre los adultos también se da ese fenómeno: están los trabajadores de fábricas con turnos de noche y arduas tareas físicas e, igualmente, profesionales con turnos rotativos que padecen restricción del sueño. Pero además está el empresario que negocia con Hong Kong, al otro extremo del mundo, lo cual lo obliga a estar despierto cuando la mayoría duerme.
¿Por qué ocurre? Básicamente, la luz azul produce un bloqueo o una demora en la secreción natural de melatonina, la hormona que regula el sueño y refuerza el sistema inmunológico. Un fotopigmento muy sensible a esa luz en la retina genera dicha alteración en el sistema endocrino.
Este se halla formado por una serie de glándulas que liberan hormonas, las que regulan muchas funciones del cuerpo.
“Es serio. Una sola hora de retraso para empezar el sueño es suficiente y se trasladará al resto de las noches. Esa es la principal causa del trastorno del ritmo circadiano”, detalla el experto.
“En la medida en que una persona que se acuesta más tarde lograra dormir siempre las siete, nueve o diez horas que necesita, sí podría compensar el descanso. Lo que ocurre es que si debe levantarse para ir a estudiar o a trabajar, o tiene otras actividades desde buena mañana, entonces no completa el ciclo de descanso y estamos ante un problema serio”, explicó Cardinali.
El concepto de jet lag social fue usado por el grupo de investigación de Till Roenneberg, de la Universidad de Múnich, Alemania, para describir cómo influye en el reloj biológico el cambio de horario en verano e invierno para aprovechar mejor la luz diurna.
Luego el término se extrapoló a la tendencia actual de suprimir el sueño en su etapa inicial.
“El reloj biológico nos dice cuándo tenemos que dormir. Pero eso no siempre coincide con el momento en el que podemos dormir. De ahí el uso del despertador”, dice el equipo de Roenneberg, del proyecto Jet Lag Social.
“El uso habitual del despertador induce la privación crónica de sueño. El 80% de la población deja de dormir antes de tiempo cada mañana, para cumplir con sus obligaciones. Este hábito también genera un patrón de sueño en distintos horarios durante la semana”.
Ha habido varios estudios sobre el jet lag social. El más reciente, publicado en octubre anterior en Proceedings of the National Academy of Sciences , se realizó en el Hospital de las Mujeres de Brigham, Boston.
Allí, 12 jóvenes participaron en el experimento de leer un libro electrónico o un libro impreso por dos horas antes de dormir, durante cinco noches seguidas.
A los integrantes de ambos grupos se les tomaron muestras de sangre para determinar sus niveles de melatonina.
Se monitoreó cuánto tardaban en quedarse dormidos después de leer y cuánto tiempo demoraba cada etapa del sueño.
Los que habían leído en dispositivos electrónicos tardaban más tiempo en conciliar el sueño y mantenían más cansancio durante el día. “El e-book , como cualquier otro elemento electrónico que emita luz (las pantallas de los celulares, las computadoras y los televisores), dificulta el sueño nocturno y modifica la secreción de melatonina, lo que retrasa el inicio del sueño”, explica la doctora María Elena Mazzola.
La luz que emiten estos aparatos provoca excitación mental y emocional, y estimula la retina. A su vez, esta le da al cerebro el mensaje: “aún no es hora de dormir”, lo cual inhibe la secreción de melatonina.
El jet lag social induce el consumo de nicotina, cafeína y alcohol y provoca un alza del índice de masa corporal. “Aún debemos entender cómo ajustar el reloj biológico para acercarlo más al reloj social”, reconocen los investigadores.
“Si forzamos un adelantamiento del reloj interno, entonces reduciríamos la diferencia y, así, la falta de sueño”, resume el grupo alemán.
Tras haber investigado el efecto fisiológico de la invasión de la luz azul de las pantallas antes de ir a dormir, el equipo está ensayando con distintas luces y diferentes tiempos de exposición para lograr su objetivo.
Toda la industria de la tecnología se está volcando al uso del LED azul. Quizá podría desarrollarse un LED de uso vespertino, con una luz más amigable para utilizar de noche”, imagina Cardinali.
Por ahora, la primera recomendación es “empezar a tenerle más respeto al sueño”, como sostiene el especialista en sueño Daniel Pérez Chada.
Evitar las pantallas antes de dormir y crear hábitos de sueño saludable en los niños y jóvenes son otros dos buenos consejos.
Si en la semana es difícil compensar las horas ‘robadas’ al descanso nocturno, no utilizar el despertador el fin de semana es un buen recurso.