Londres. EFE Un grupo de investigadores ha producido un nuevo compuesto antibiótico que destruye las bacterias, sin que estas desarrollen resistencia a este, según un artículo publicado por la revista científica británica Nature .
El compuesto es eficaz frente a los patógenos que han creado resistencia a otros medicamentos. Los científicos no observaron que las bacterias tratadas con este fármaco generaran rechazo alguno.
Estos investigadores, que son parte de diversas instituciones universitarias alemanas y de Estados Unidos, llamaron al nuevo compuesto Teixobactin. Se trata de un medicamento al que bacterias como los estafilococos o las de la tuberculosis no generan resistencia.
Según los expertos que han participado en la investigación, coordinados por Kim Lewis, profesor de la Universidad Northeastern de Boston (Estados Unidos), las propiedades de este compuesto abren el camino para desarrollar nuevos antibióticos a prueba de la resistencia.
Mirada al futuro. El científico Lewis manifestó, en una rueda de prensa, que la resistencia desarrollada contra los antibióticos “está provocando una crisis en los sistemas sanitarios públicos” de todo el planeta.
Dijo que han probado el compuesto Teixobactin en varios animales infectados y han logrado resultados muy esperanzadores.
“Este descubrimiento es una fuente prometedora para desarrollar antibióticos en el futuro y una oportunidad para relanzar la investigación en este campo” , subrayó Lewis.
Respecto a si es posible que los patógenos muestren resistencia al antibiótico en el futuro, en su artículo los científicos reconocen que es “difícil de predecir”, pero que, en caso de darse, podría tardar décadas en aparecer.
La motivación de la investigación, señalan en el informe, es la rápida resistencia que han desarrollado los patógenos para sobrevivir a los fármacos.
Esta es más veloz que la introducción de nuevos antibióticos en el proceso clínico, lo que ha originado una situación de crisis en los sistemas de salud públicos mundiales, aseguran.
El Teixobactin mata a las bacterias al destruir las paredes de sus células, un método similar al que ya usaba la vancomicina, descubierta en la década de 1950 y contra la que los patógenos no fueron capaces de crear resistencia hasta después de 30 años.
El nuevo antibiótico tiene estos efectos positivos frente a las bacterias debido a que combina varios objetivos, por lo que los científicos consideran que la resistencia de los patógenos podría tardar en aparecer más que en el caso de la vancomicina.