Desde campos muy distintos: la educación, la ebanistería, el reclutamiento y colocación del empleo, el desarrollo rural y las microempresas, cinco iniciativas costarricenses que buscan mejorar la calidad de vida de diferentes poblaciones fueron galardonadas con el XXIV Premio Aportes a la Calidad de Vida 2016.
Este reconocimiento lo entregaron este jueves por la tarde la Defensoría de los Habitantes, el Consejo Nacional de Rectores (Conare), la Universidad de Costa Rica (UCR), la Universidad Nacional (UNA), la Universidad Estatal a Distancia (UNED) y la Universidad Técnica Nacional (UTN).
El objetivo es premiar iniciativas de personas, instituciones públicas, entidades privadas y organizaciones de la sociedad civil que con su aporte ayuden a que costarricenses que enfrentan algún tipo de obstáculo vivan mejor.
En esta ocasión, la labor de dos ticos fue de tanto impacto que el premio en la categoría de persona física fue dividido en dos: la educadora Camila Schumacher, quien lidera Transvida, un programa para que transexuales que dejaron los estudios por burlas y discriminación regresen a las aulas y concluyan su bachillerato; y el empresario turístico Egidio Robles, quien también impulsa una iniciativa en varias zonas rurales para dotar de camas a quienes no tienen dónde dormir y ofrecerles comida y regalos de Navidad a familias de muy escasos recursos.
Para Schumacher, este reconocimiento es un impulso para seguir adelante.
"Quiero que este proyecto educativo, libre de estigmas, sea un segundo aire para todos aquellos a los que el sistema acorrala y expulsa por expresar su identidad de género, su orientación sexual. Quiero que crezca hasta que perdamos la cuenta de sus graduadas; quiero que ustedes y las chicas y los chicos nuevos que se acercan al proyecto, estudien, sueñen, crean, crezcan, consigan trabajo, tengan una vida digna y plena de oportunidades", manifestó la mujer, cuyo proyecto espera 75 estudiantes para el 2017 y el que también abarca ahora sexto grado.
Por su parte Robles agregó: "Yo no me lo esperaba, yo lo hago por amor. Es invertir mi vida para ayudar a los más pobres, pero aquí es donde uno ve que Dios lo usa más de lo que uno cree".
Robles recuerda sus inicios: "En 2010 conocí a una niña que era tan pobre que no tenía dónde dormir y le regalé mi cama. Después de eso una amiga me dio plata para que donara otra cama, y luego entre varias personas nos pusimos a hacer muchas otras para quienes no tienen. Como vi que esto dañaba a la naturaleza, decidí sembrar 5.000 árboles en un período de cinco años".
Esfuerzo público y privado. Desde el 2008, Coopesuperación, una iniciativa del sector privado, busca darle trabajo a personas con discapacidad. En esta cooperativa, los asociados manejan el Call Center del ICE, y esto le mereció el premio en la categoría de entidad privada.
"Es cambiarle el chip a gente que la rechazan de las oportunidades de trabajo y darles impulso. Empoderarlos. Tenemos 45 personas trabajando en San José y 15 en Pérez Zeledón, y otras 30 personas en capacitación para comenzar a laborar", destacó Julio Rojas, gerente de Coopesuperación.
Mientras tanto, un esfuerzo con interés ciudadano de la UCR se llevó el galardón a la entidad pública. Se trata del Proyecto Integral del Adulto Mayor (PIAM),que busca brindar diversas oportunidades de estudio y de desarrollo a los adultos mayores. Esta iniciativa suma más de 2.500 alumnos.
"El premio nos motiva para seguir adelante", señaló Marisol Rapso, encargada del PIAM.
En beneficio de los indígenas. El premio a la organización de sociedad civil fue otorgado en esta oportunidad a la Asociación de Mujeres Indígenas de Talamanca (Acomuita) que, a través de una planta de cacao y un tour para ver cómo se realiza el chocolate, brinda posibilidades económicas a las mujeres indígenas y sus familias.
"No nos esperábamos el premio, porque sabíamos que había otras muchas iniciativas muy bonitas, pero es lindo saber que se premia la labor de la mujer indígena", destacó Faustina Torres, líder de Acomuita.
El galardón para todas estas personas y entidades consiste en la estatuilla Naturaleza Herida, del costarricense Franklin Zúñiga Jiménez.
Este premio también concedió ocho menciones honoríficas a personas, empresas y organizaciones que buscan mejorar la calidad de vida de diferentes poblaciones desde sus diferentes frentes.
Este año se recibieron 21 candidaturas en las distintas categorías. El jurado (conformado por especialistas de todas las entidades que entregan el premio) visitó a cada uno de los candidatos, observó su trabajo y calificó la trascendencia de su labor.