Si una persona es obesa antes de cumplir los 40 años, su riesgo de desarrollar demencia, cuando sea adulto mayor, es 3,5 veces mayor si no es obeso.
Estas son las conclusiones de un estudio realizado por la Universidad de Oxford, en Gran Bretaña, que utilizó récords hospitalarios de centros médicos en toda Inglaterra, entre 1999 y 2011.
Los investigadores buscaron todas las causas de muerte donde la demencia aparecía en los síntomas del paciente.
Al revisar esos datos, se vio que durante el periodo de estudio, 451.232 personas que tenían demencia también eran obesas, el 43% de ellas eran hombres.
El reporte, publicado en la revista Postgrad Med , vio que el riesgo de desarrollar demencia era mayor cuanto menor era la edad de la persona en el momento de tener problemas de peso.
En los menores de 40 el riesgo era 350% mayor (3,5 veces), pero quienes comenzaban su obesidad entre los 40 y 49 años tenían un riesgo un 70% mayor. Aquellos entre los 50 y 59 años presentaban un 50% más de posibilidades de demencia que quienes no tenían sobrepeso.
Ya para las personas entre 60 y 69 años el riesgo era de un 40% y en los mayores de 70 no representaba un problema mayor.
Las razones. ¿A qué se debe este fenómeno? Los investigadores presumen que cuanto menor es la persona cuando desarrolla la obesidad, mayor es su riesgo de tener enfermedades crónicas, como diabetes, hipertensión e infartos.
Estudios anteriores han asociado ya las enfermedades crónicas con problemas de demencia, especialmente de demencia vascular.
La demencia vascular es un trastorno causado por bloqueos en el paso de sangre hacia el cerebro, que hace perder la memoria paulatinamente.
Esta insuficiencia sanguínea hace que no llegue oxígeno a las células cerebrales, por lo que la persona muere y se deteriora la capacidad mental y las habilidades para realizar actividades cotidianas.
Según los especialistas, una persona obesa, diabética, hipertensa o que ya ha vivido más infartos, tiene sus vasos sanguíneos más debilitados y con mayor cantidad de placa, lo que los hace más propensos a esta enfermedad.
“Las personas sedentarias, obesas, hipertensas, con diabetes tipo 2 y que no cuidan su salud, tienen altos riesgos de sufrir este tipo de padecimientos. La gente no sabe que, al tener malos hábitos y no hacer ejercicio, no solo afectan su corazón, sino también su cerebro. Ellos pueden sufrir enfermedades cerebrovasculares que los lleven a la demencia”, dijo Erick Miranda, geriatra de la Clínica de la Memoria del Hospital Nacional de Geriatría de nuestro país.