British developmental biologist renowned for his research in nuclear transplantation and cloning Sir John Gurdon speaks at a press conference after being awarded the Nobel Prize for medicine in London on October 8, 2012. Shinya Yamanaka of Japan and John B. Gurdon of Britain won the Nobel Medicine Prize on October 8, 2012 for their groundbreaking work on stem cells, the jury said. The pair were honoured "for the discovery that mature cells can be reprogrammed to become pluripotent," it said. AFP PHOTO/JUSTIN TALLIS (JUSTIN TALLIS)
Gran parte de los estudios que utilizan la genética y las células madre para entender hoy algunas enfermedades humanas se deben a los ganadores del Premio Nobel de Medicina y Fisiología 2012.
Gracias a los aportes del británico John B. Gurdon y del japonés Shinya Yamanaka, actualmente hay científicos que pueden convertir los llamados fibroblastos (células presentes en tejidos conectivos y que ayudan a la cicatrización) en cardiomicitos (células musculares del corazón).
¿Cómo es esto posible? Gurdon y Yamanaka demostraron que las células madre adultas (presentes en los órganos humanos ya formados) pueden “reiniciarse” y convertirse en células madre “inmaduras”; es decir, con características similares de las células embrionarias.
Esto les da capacidad de dar origen a células de todo tipo de tejidos, y a eso se le llama ser “pluripotentes” (mucho potencial).
Dos tipos de células. Para comprender el trabajo de estos científicos, debe recordarse la diferencia entre las células madre embrionarias y las adultas.
Las embrionarias pueden dar origen a los 220 tipos de células del cuerpo humano. Se desarrollan cuando el embrión tiene pocos días de formado y dan origen a todas las células que necesitará el niño en gestación.
En cambio, las células madre adultas están en órganos formados y originan todos los tipos de células que trabajan en ese órgano o en algunos otros.
Por ejemplo, las células madre adultas de la sangre dan origen a todos los tipos de células del torrente sanguíneo, y las células de la grasa dan origen a tejido graso, muscular y óseo.
Distintos científicos mantienen un debate ético sobre el uso de células madre embrionarias. Unos lo rechazan porque protegen al embrión, pero otros aducen que estas células ofrecen más oportunidad de alcances científicos. Sin embargo, el aporte de Gurdon y Yamanaka logra “devolver” células adultas a inmaduras para que se comporten casi como embrionarias.
Ranas como aliadas. En 1962 los estudios de Gurdon lo llevaron hacia algo nunca antes visto: con la ayuda de radiación ultravioleta, les quitó el núcleo a células presentes en huevos de rana y, en su lugar, puso núcleos de células madre adultas del intestino de renacuajos.
Para sorpresa de la comunidad científica, muchos de estos huevos modificados se desarrollaron normalmente y crecieron como renacuajos y de allí a ranas.
“Así, Gurdon reveló que los núcleos de las células tienen la capacidad de revertirse a un estado indeferenciado, con la capacidad de recomenzar el desarrollo”, cita el jurado. El hallazgo llevó a las primeras clonaciones de mamíferos.
Inducir células inmaduras. Mientras Gurdon publicaba el trabajo que le dio el Nobel, su compañero de premio, Yamanaka, apenas estaba naciendo.
El japonés siguió sus pasos y más de 40 años después, en el 2006, fue más allá: demostró que no es necesario eliminar el núcleo de la célula adulta, pues puede trabajarse con células completas.
Él usó células madre adultas de la piel de ratones para buscar qué genes podrían darle la pluripotencia a una célula madre adulta.
Así dieron con cuatro genes que, al usarlos a la vez, lograban que las células adultas recobraran su potencial de “engendrar” otros tejidos (o su pluripotencialidad). A estas células las llamó “células madre pluripotenciales inducidas”.
Los aportes de este descubrimiento revolucionaron las tecnologías médicas en los últimos seis años. Gracias al hallazgo, otros expertos convirtieron las células exocrinas del páncreas humano (que generan enzimas para una mejor digestión) en células endocrinas del páncreas (encargadas de producir hormonas como la insulina).
Aunque las aplicaciones se han hecho solo en laboratorio y aún no se aplican directamente a humanos, esta tecnología podría ayudar a entender en un futuro las causas, características y evolución de algunas enfermedades degenerativas como el cáncer.