Eran las 7 a. m. de un jueves. Isabel Alvarado, de 70 años, estaba lista para liderar una clase de aeróbicos en el Polideportivo de Nicoya. Sus alumnos eran, en su mayoría, mayores que ella.
Esta profesora de Educación Física y especialista en deporte se resiste a dejar de trabajar en lo que siempre ha amado: hacer que otros se sientan mejor mediante la actividad física. Aquella mañana alistó música movida, para combinar el ejercicio con un poco de baile.
“Cualquier adulto mayor puede hacer este tipo de actividades, a no ser que el médico le diga que no; pero siempre hay movimientos que pueden adaptarse a las condiciones de cada persona. La idea es movernos, aunque sea un poquito”, aseguró la educadora.
“El ejercicio a estas edades aleja dolores musculares, da más flexibilidad y también previene enfermedades, sobre todo porque mantiene activa a la persona”, agregó.
Quienes asisten a estas clases, no solo se sienten mejor debido a los ejercicios, también se animan por tener un grupo de amigos para departir, reírse y apoyarse en los duelos y momentos tristes.
“Cuando murió mi esposo, yo me puse muy delgada, pero unas señoras del grupo llegaron a mi casa a decirme que yo no podía quedarme encerrada y me trajeron para acá.
”Ahora soy la más animada para hacer ejercicios y no pasa una semana sin que venga a estas clases”, manifestó Maura Pérez, de 84 años.
Eda Hernández, de 83, opina igual: “Si usted se queda solita en la casa, más bien se va a poner más triste y más enferma, y eso no se vale. Aquí usted tiene a sus amigos y ellos lo apoyan a uno”, expresó esta nicoyana.
Calidad de vida. En Quebrada Honda de Nicoya, un grupo de adultos mayores se reúne para bailar y recordar su juventud.
“Para mí, este grupo es salud. Comparto con gente linda y, además, me sigo moviendo. Siempre me ha gustado bailar, me da energía. Solo hay una vida y uno no puede quedarse sin hacer nada”, comentó Édgar Moraga, de 75 años, quien es viudo.
Para Moraga, este grupo es una de las razones por las cuales se mantiene tan sano. Y no es el único que piensa eso. Mireya García, de 66 años, opina igual.
“El secreto es el ejercicio, comer bien, vivir tranquilo, en paz con Dios y tener gente con quien compartir y reírse y, aquí, en el grupo, tenemos todo eso”, afirmó esta vecina de Copal de Nicoya.
Para Isabel Alvarado, el que los mayores se apoyen entre ellos para superar sus duelos, hacer ejercicio y comer mejor, es parte de la clave de la longevidad de este cantón guanacasteco.