Solo un antidepresivo llamado fluoxetina tendría efectividad en niños y adolescentes que presentan depresión.
Así lo confirmó un análisis de 34 estudios científicos realizados por la Universidad de Oxford, en Inglaterra.
El reporte, publicado en la revista científica The Lancet , recogió las experiencias de 5.260 personas entre los nueve y los 18 años, y el uso de 14 fármacos.
“El balance de los riesgos y beneficios de los antidepresivos para el tratamiento de la depresión mayor no parece tener ventajas en niños y adolescentes, con excepción de la fluoxetina.
”Recomendamos que los niños y adolescentes que toman estos medicamentos se vigilen de cerca, especialmente en el inicio de la terapia”, dijo, en un comunicado de prensa, Peng Xie, coautor del análisis.
La fluoxetina pertenece a la categoría de inhibidores de la recaptación de la serotonina. Estos fármacos cambian el equilibrio de la hormona serotonina, lo que a su vez varía el ritmo en que las células del cerebro envían y reciben mensajes químicos.
De acuerdo con el reporte, otros antidepresivos recetados en la infancia resultaron ineficaces e incluso algunos podrían ser considerados peligrosos, pues se asocian a ideas suicidas.
En orden. En Costa Rica, el análisis de la Universidad de Oxford reafirma la práctica que se da desde hace años, pues la fluoxetina es el único antidepresivo utilizado en pacientes menores.
Max Figueroa, psiquiatra del Hospital Nacional de Niños (HNN), explicó que muchos chiquitos con depresión ni siquiera están medicados y controlan su situación solo con psicoterapia. “Únicamente en situaciones muy específicas, en los que no se reacciona a la fluoxetina, es que se piensa en utilizar algo más”, dijo Figueroa.
En Costa Rica no hay datos de cuántos niños sufren esta condición; tampoco de cuál es el total de pacientes que usan medicamentos o tratan su condición solo con terapia psicológica. No obstante, los casos sí se ven en el HNN , hasta en menores de seis años.
La dificultad para registrar este padecimiento es que la depresión infantil muchas veces pasa inadvertida, porque las señales son ambiguas. “A muchos niños les cuesta decir lo que les pasa. Son pacientes irritables, con problemas de conducta o con bajo rendimiento”, explicó el especialista, quien recomendó estar vigilantes y acudir al médico si los síntomas se extienden más de dos semanas sin motivo aparente.
Las señales
Se irrita con facilidad. Entre más pequeño es el niño, con más dificultad podrá entender lo que siente y cómo comunicarlo. No en todos los casos presentan tristeza o llanto. La irritabilidad y los problemas de comportamiento pueden ser indicadores. Muchos menores que comienzan su atención por problemas de conducta pueden llegar a ser diagnosticados después con un trastorno depresivo.
Vea los cambios. Esté atento y consulte con el especialista si el menor difícilmente se emociona con algo, si no tiene gustos o pasatiempos, si es aislado, si llora mucho o es inexpresivo y tiene problemas para dormir.
Antecedentes. Si en la familia hay personas con depresión, el riesgo es mayor. Si uno de los padres padece el trastorno, la posibilidad es un 50% más; si ambos lo sufren es de 80%. Si el trastorno se presenta en uno de los abuelos, el riesgo varía de un 40% a un 50%.
Ambiente. Si el menor vive en un ambiente de violencia o enfermedad, será más fácil una crisis depresiva.
¿Qué hacer? Busque ayuda. Si ve que su hijo tiene síntomas de depresión durante más de 15 días acuda a un médico que pueda ayudarle a tener un mejor diagnóstico. Esta detección normalmente requiere de varias entrevistas y pruebas. Nunca tome medidas sin tener un diagnóstico de un profesional.
Infórmese. Si ya se tiene un diagnóstico de depresión o de distimia (trastorno similar al depresivo pero con manifestaciones más leves), infórmese, edúquese, sepa en qué consiste esta enfermedad y cómo puede ayudar.
Distracciones. Trate de que los menores se mantengan ocupados, distraídos, con poco espacio para aburrirse. Sin embargo, no los presione si no quieren realizar alguna actividad.
Trato. No lo eduque con lástima o compasión, tampoco con favoritismos. Ellos podrían aprovecharse de la situación y manipularlo. Hágales saber que también tienen responsabilidades y que deben cumplirlas.
Educación. Que el niño o adolescente conozca su padecimiento y que pueda informar a otros.