Una de las prácticas budistas que atrae la creciente atención de investigadores del estrés y de terapeutas es la meditación de atención plena.
"El entrenamiento de la atención plena es un componente de todas las escuelas", explica Nadia Wyder, del Centro Budista de Berlín.
La meditación tiene por objetivo mantener la mente en un mismo sitio, lo que se puede hacer concentrándose en la respiración, por ejemplo. "Suena fácil, pero es difícil".
El objetivo es anular ese murmureo interior que es constante y del que la persona no se percata conscientemente.
Además, con el tiempo, se aprende así a tomar distancia de los malos sentimientos y se asimila que son pasajeros.
Contra el estrés. "El objetivo de la meditación no es la relajación, sino la liberación y la iluminación", explica Wyder.
Así, la meditación no sólo es un método para reducir el estrés, sino que sobre todo previene el estrés que uno mismo genera.
"Con la meditación se aprende a notar el desvío hacia determinados pensamientos y a reaccionar con ecuanimidad para desapegarse del sentimiento negativo", explica psicólogo Ulrich Ott, de la Universidad de Giessen.
La persona logran entender con mayor precisión lo que está pasando en su interior y es capaz de reaccionar de forma no inconsciente. Así, dice Ott, la vida se vuelve más fácil.
Sin embargo, mediante el trabajo con la mente uno se relaja y esto repercute en el cuerpo, desde luego.
"Lo que todavía es un interrogante es saber cómo repercute en el cerebro la experiencia de ser consciente de que el yo y el mundo no están separados", explica Ott.
Investigadores habrían detectado en monjes del entorno del Dalai Lama ondas cerebrales en un espectro de frecuencias alto con una intensidad nunca antes observada.