Colombia. El Tiempo, GDA Comer sin prisa, disfrutar cada bocado, escoger los alimentos que le hacen bien al organismo y, al mismo tiempo, ser consciente de comer bien siempre. Esta es una tendencia que ha ido ganando adeptos, poco a poco, en todo el mundo.
A esto es lo que se le llama la “alimentación consciente”. Consiste en reaprender a comer para generar hábitos adecuados, que permitan un mayor bienestar físico, mental y hasta espiritual en la gente.
Según Suzanne Powell, en su l ibro sobre el tema, se trata de estar claros de lo que consumimos. De seguir una dieta equilibrada y divertida, una dieta que pueda adaptarse a la casa, al trabajo, a la playa y a los viajes.
“Lo importante es adquirir buenos hábitos, sanos y placenteros; alimentarnos sin sufrir, sin sentirnos a dieta y sin llamar la atención socialmente”, asegura la autora.
Powell expresa que la “alimentación consciente” va más allá aún. No se trata solo de elegir alimentos saludables, sino también de combinarlos adecuadamente.
“Una dieta ecológica pero mal combinada puede causar muchas molestias y problemas de salud, mientras que si combinamos correctamente los alimentos, tendremos una buena digestión, una correcta asimilación, una adecuada evacuación intestinal y una desintoxicación continuada. Además, alcalinizaremos el organismo y evitaremos la inflamación, el dolor y las enfermedades degenerativas”, afirma en la reseña de su libro en Amazon.com
Desde la ciencia. Recientemente, expertos de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Harvard, Estados Unidos, dijeron que la “alimentación consciente” podría ser la solución para la creciente epidemia de obesidad, a la que ninguna dieta parecería poder frenar esa estampida en el mundo.
Según ellos, el ritmo de vida acelerado de la gran mayoría de las personas ha generado hábitos inadecuados al comer, que posteriormente pasan factura y generan alteraciones en el organismo, que provocan diversas enfermedades.
“El problema es que muchas personas en el planeta comen de una manera inconsciente y en muchas ocasiones su estilo de vida y desórdenes alimentarios son consecuencia de ello. De allí la importancia de generar consciencia alrededor de la comida que día a día consumimos”, manifestó la especialista en alimentación Carolina Parra, directora general de Gato Dumas, Colegio de Gastronomía de Colombia.
Una clara muestra de la práctica inadecuada en la alimentación es comer muy pocas frutas, verduras, pescados y alimentos naturales y consumir más alimentos fritos, empanizados, capeados, pastelillos, refrescos, embutidos, productos procesados con aditivos (colorantes y conservantes) y carnes rojas o tomar demasiada azúcar, cafeína o alcohol.
En Costa Rica, el consumo de frutas, verduras, pescado y marisco ha mostrado leves aumentos en los últimos años, pero aún no el necesario.
Por ejemplo, en cuanto a las frutas, el consumo sí está dentro de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que aconseja 146 kilos de fruta y 146 de verdura por año, esto se traduce en cinco porciones (de frutas y verduras combinadas) por día.
Un estudio del Programa Integral de Mercadeo Agropecuario (PIMA), publicado este año, destaca que que el tico consume, en promedio, 156 kilos de frutas y 117 de verduras.
En cuanto al pescado , un tico promedio consume 7,17 kilos anuales, cuando en países como Japón o España se consumen entre 45 y 50 kilos anuales. En mariscos, los costarricenses ingieren 3,16 kilos por año.
Cabe destacar que la llamada “alimentación consciente” no es una dieta, ni consiste en dejar de comer uno u otro alimento.
Se trata de disfrutar la comida más intensamente, de disfrutar cada bocado, de tomarse el tiempo suficiente para degustar y de comer la cantidad adecuada.
“Aunque su concepto está influido por muchas corrientes alimentarias, este tipo de alimentación parte de la bioindividualidad del ser humano, el cual conoce los alimentos que le hacen bien a su organismo y, a partir de ahí, construye sus preferencias a la hora de comer”, comentó la chef y coach en Salud y Nutrición Holística, Elizabeth Franco.
Por su parte, los expertos en nutrición coinciden en que este tipo de alimentación también posibilita reconocer por qué sentimos el ansia intensa de comer y qué factores (emociones, situaciones, ideas) refuerzan el hábito de atiborrarnos de comida.