La alerta se dio hace menos de una semana. Un joven de 18 años llegó al Servicio de Emergencias del Hospital San Juan de Dios con heridas de arma blanca.
El más dañado era su intestino delgado. Las heridas dejaron este conducto sin posibilidad de funcionar. La única esperanza era un trasplante.
De inmediato, se hizo el contacto con el Hospital Calderón Guardia, capacitado para realizar este tipo de procedimientos.
Conseguir a un donante no era tarea sencilla, pero, dada la emergencia, debía hacerse rápido.
“Esto no es como un trasplante de riñón, en el que usted puede tener a una persona en lista de espera y, mientras tanto, un diálisis le permite purificar su organismo; aquí había que actuar rápido debido a las heridas”, explicó Mario Sánchez, jefe del equipo de trasplante abdominal del Calderón Guardia.
La solución apareció la madrugada del pasado martes en el Hospital México.
La familia de un joven de 23 años, quien murió en un accidente de tránsito, dispuso donar el intestino delgado. También se donaron sus córneas, piel, válvulas cardíacas y riñones.
El equipo, al mando de Sánchez, partió hacia el centro médico de La Uruca y llegó a las 4 a. m. Allí comenzó la primera cirugía –de poco menos de seis horas– para extraer el intestino.
A mediodía, con el conducto ya preservado, se dirigieron al Calderón Guardia, donde los esperaban ocho horas de quirófano.
En ese momento se dio inicio el primer trasplante de este tipo no solo en Costa Rica, sino también en Centromérica.
“El intestino delgado es un órgano vital, porque es responsable de descomponer y absorber toda la comida y transformarla en nutrientes, y tal como este muchacho tenía el de él, teníamos que trasplantarlo rápido para salvarle la vida”, explicó Sánchez.
El trasplante consistió en extirpar el intestino dañado del joven y colocarle el nuevo.
Se trata de una de las cirugías consideradas más complejas en trasplante pues es un órgano muy grande, las posibilidades de sangrado son muchas y deben unirse todas las venas y las arterias para que la sangre pudiera fluir por todo el sistema digestivo.
Recuperación. El paciente evoluciona favorablemente; sin embargo, su riesgo de complicaciones aún es alto, por lo que se le deben realizar biopsias semanales del intestino y permanecer bajo estricta observación médica.
Según dijo Sánchez, este tipo de paciente debe inmunosuprimirse (tomar medicamentos para que el cuerpo no rechace un órgano extraño). En el caso del intestino, los fármacos pueden ser más fuertes que los utilizados cuando se practican trasplantes de otros órganos.
Esos medicamentos lo que hacen es “disminuir el sistema inmunitario” para que no luche contra el nuevo órgano, pero esto hace que el cuerpo tenga menos defensas y sea más propenso a infecciones.
“El intestino es una zona del cuerpo que está expuesta a toda la comida que ingerimos, y las posibilidades de infección son mayores; por eso necesitamos mayor vigilancia”, explicó Sánchez.
Los próximos dos meses serán de observación intensa; se le dará seguimiento el tiempo necesario.
Muy pocas personas llegan a necesitar un trasplante de este tipo, ya que heridas como las de este muchacho son poco comunes y raras las enfermedades que lo afectan. No obstante, el Calderón Guardia analiza dos posibles candidatos para aplicar la técnica.