El comer un poco de maní todos los días puede cambiar la reacción genética de una persona con alergia a ese alimento.
El fenómeno se descubrió en pacientes de inmunoterapia en un hospital infantil que estaban bajo supervisión médica.
Así lo dio a conocer un estudio que estuvo a cargo del personal de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford en Estados Unidos.
La inmunoterapia consiste en exponer al paciente a una sustancia para incrementar o suprimir una respuesta inmunológica.
Se ha utilizado experimentalmente para tratar alergias, infecciones y hasta el cáncer, este último fue considerado como descubrimiento del año según Science .
El tratamiento trata de insensibilizar el sistema inmunológico a la presencia del alergeno, en este caso el maní. Para ello, los pacientes consumieron dosis diarias del alimento que fueron incrementándose conforme avanzaba el tratamiento. Pasaron de ingerir cantidades minúsculas de polvo de maní hasta varios gramos al día.
Hasta ahora, el problema es que no hay forma de saber si el tratamiento ha sido efectivo o si es seguro para el paciente abandonarlo.
¿Cómo se hizo? El estudio incluyó a 20 pacientes con dos años de recibir inmunoterapia. A ellos se les pidió descontinuar su tratamiento por tres meses y al cabo de ese tiempo, se les suministró un poco de polvo de maní.
Trece de ellos recayeron y presentaron reacciones alérgicas, mientras que los otros siete no presentaron complicación alguna.
Los investigadores compararon los leucocitos o glóbulos blancos en la sangre de estos dos grupos de pacientes con los de personas que no recibieron esta terapia.
Al observar a los glóbulos blancos conocidos como linfocitos T, el equipo científico identificó diferencias. Los tres grupos de pacientes presentaban diferencias en el gen FOXP3 que ha sido asociado con tolerancia inmunológica.
La secuencia de este gen no mostró alteraciones, más bien, el cambio radicaba en la presencia de los llamados grupos de metilo adheridos al ADN. Una mayor cantidad de grupos de metilo reducen la expresión de un gen hasta silenciarlo, explicaron los científicos.
De esta forma, los pacientes que no recayeron en la alergia tenían bajos niveles de metilación del gen en cuestión, mientras que los pacientes que recibieron inmunoterapia y recayeron mostraron niveles intermedios de metilación. Por último, quienes no recibieron terapia mostraban altos niveles de metilación.
Para Kari Nadeau, autora principal del estudio, estos resultados pueden ayudar al desarrollo de un método para diagnosticar cuando un paciente está listo para concluir su tratamiento y ver si este ha sido efectivo.
Aún no está claro si las personas que han recibido la terapia pueden heredar esos cambios a sus hijos. La metilación es uno de los cambios epigenéticos más comunes y generalmente son heredables.
Algunos grupos de genes tienen “pegados” una molécula llamada “grupo metilo”, que enciende o apaga sus funciones para producir proteínas. Esto es epigenética.
El estudio fue publicado en Journal of Allergy and Clinical Immunology .