San José (Redacción).
En la salud del bebé al nacer influye no solo el periodo de embarazo, sino también el mes en que se concibió y la salud que tenían sus padres aún antes de engendrarlo.
Son las conclusiones de diversos estudios realizados en diferentes partes del mundo.
Uno de ellos, hecho por la Universidad de Princeton y publicado en PNAS, determinó que quienes quedaban embarazadas en mayo tenían más probabilidad de tener un bebé prematuro y, quienes lo concebían en verano, de tener uno con hasta 9 gramos adicionales de peso al nacer.
Los investigadores analizaron 1.435.213 casos, hijos de una misma madre nacidos en meses distintos de años que fueron desde 1997 hasta el 2010.
Otro estudio, hecho por la Universidad de Haifa, reveló que el estrés que sufre la madre, incluso antes de quedar embarazada, cambia la expresión del gen CRF-1, relacionado con el sistema que controla la tensión del cuerpo. Esto ocasiona modificaciones en el óvulo y, más tarde, en los cerebros de sus bebés.
En el experimento, las ratas cuyas madres habían estado expuestas al estrés mostraron niveles más altos de CRF-1 que en otros grupos.
Para los investigadores, “la similitud sistémica, en muchos casos, entre nosotros y los roedores” plantea la posibilidad de la transferencia genética entre generaciones del estrés.
Además, vieron que en ello influía el sexo de las crías ---pues el estrógeno protege contra los efectos del estrés--- y la cantidad de situaciones estresantes al que estas fueron expuestas.
También la Universidad de Pensilvania había determinado que el estrés que sufre el hombre ---ya sea como un preadolescente o un adulto--- deja un rastro en su esperma que afecta el desarrollo cerebral de sus hijos.