Sin necesidad de realizar una cirugía abierta, especialistas en cirugía ginecológica del Hospital México extrajeron el útero de una mujer con cáncer de cérvix.
Ellos utilizaron técnicas de laparoscopia, algo que se hace por primera vez en el país para este padecimiento; anteriormente solo habían tratado cáncer de endometrio.
La intervención se conoce como histerectomía radical por laparoscopia y consiste en remover el útero y los tejidos alrededor de este, como ganglios de la pelvis e incluso porciones de vagina.
La paciente beneficiada es Ana Yancy Vega, una joven de 26 años, oriunda de Santa Clara de San Carlos.
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"Ella tenía un tumor de tres centímetros, ya invasor, pero que estaba todavía dentro del útero, sin haberse esparcido a otros lugares, lo que permitía una cirugía, si se hubiera expandido, el tratamiento es directamente quimioterapia o radioterapia. La joven había estado experimentando sangrados fuertes e irregulares desde hacía unos seis u ocho meses después de tener relaciones sexuales. Por eso consultó en su hospital hace como 30 días. Al ver que era cáncer, la refirieron directamente con nosotros", comentó Juan Picans, cirujano que lideró el procedimiento.
Vega, quien es madre de dos niñas de cuatro y nueve años, agregó: "La última citología había salido bien. De hecho, en febrero me operé para no tener más hijos y no salió nada. Pero hace poquito me estaba sintiendo muy cansada, entonces decidí ponerme a hacer ejercicio. Y justamente en ese momento vi que estaba sangrando mucho, luego con cualquier esfuerzo volvía a sangrar y fui inmediatamente al hospital".
Tras la cirugía, Vega se recupera satisfactoriamente y podría salir del hospital en las próximas horas.
¿Cómo se hace este procedimiento? Los médicos realizan una pequeña incisión por el ombligo, allí se introduce una pequeña cámara que guía a los cirujanos.
Luego se hacen otras incisiones en el abdomen a través de las cuales se introducen los demás instrumentos necesarios para realizar la extracción del útero y el tumor, los cuales se sacan finalmente por la vagina.
"Este procedimiento dura más que la cirugía tradicional, que tarda entre dos horas y media y tres horas. En esta invertimos tres horas y cincuenta minutos. Sin embargo, los beneficios son muchos para la paciente", recalcó Picans.
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Dentro de las ventajas para quienes son sometidas a esta técnica, están que hay menos sangrado, menos necesidad de transfusión sanguínea, un mejor manejo del dolor, la estancia hospitalaria es más corta, se reduce el riesgo de infecciones y la recuperación es más rápida.
Además, si la paciente necesita algún tratamiento adicional como la quimioterapia o radioterapia, se podría iniciar dentro de un período mucho más corto, a diferencia de la cirugía convencional.