Los teléfonos inteligentes más que ser un aparato que nos permite hacer llamadas, se han convertido en nuestra oficina, centro de entretenimiento y el objeto que nos da la información que necesitamos.
Sin embargo, el potencial de estos aparatos es mayor: puede ser el aliado para hacer un diagnóstico certero, aun en sitios remotos.
Un ejemplo de esto es el oxímetro de pulso, un aparato que mide los niveles de oxígeno en la sangre. Aunque estos aparatos se encuentran en cualquier hospital del mundo desarrollado, no sucede lo mismo en países pobres. Cada año, cerca de 76.000 mujeres mueren por complicaciones del embarazo, debido a la preeclampsia, que se puede diagnosticar a tiempo si se identifica que hay alta presión arterial, con ayuda de un oxímetro.
Con el apoyo de la Bill and Melinda Gates Foundation, investigadores de la Universidad de British Columbia desarrollaron el oxímetro que funciona en el teléfono. Ahora, cuentan con $2 millones más para llevar adelante su desarrollo.
Por otro lado, médicos de la Universidad de Stanford crearon un adaptador y software para poder convertir un teléfono inteligente en un aparato capaz de tomar imágenes del ojo.
Las imágenes pueden permitir obtener en la sala de emergencias una imagen que usualmente solo se logra con instrumentos en la oficina del especialista. La imagen luego puede ser enviada al especialista y acelerar así el diagnóstico del paciente. Los detalles del invento se publican en la revista Journal of Mobile Technology in Medicine .