“No podemos evitar que el virus de chikungunya llegue. El mal va a entrar a Costa Rica. No es posible ponerle un cedazo a todo el país; hay muchos viajes entre Costa Rica y el Caribe. El mosquito vuela libremente en todo el país y, en cualquier momento, puede darse un caso”.
Con estas palabras, Roberto Castro, médico de la Unidad de Vigilancia de la Salud del Ministerio de Salud, advierte de la llegada inminente del virus y la urgencia de estar preparados.
El virus del chikungunya es transmitido por los zancudos Aedes aegypti y Aedes albopictus , los mismos que contagian el dengue. Sin embargo, los síntomas y evolución del nuevo virus son muy diferentes.
Si bien el dengue es más mortal, el chikungunya produce síntomas más fuertes y dolorosos, durante mucho más tiempo.
El país ya cuenta con pruebas de laboratorio para detectar la enfermedad; además, médicos, enfermeros y personal de salud se ha capacitado para atenderla; también, existe una política nacional para atender casos sospechosos.
Asimismo, ya se coordinó con laCruz Roja, hospitales privados, el Instituto Nacional de Seguros y con el Ministerio de Trabajo, pues la enfermedad puede significar incapacidades largas.
La primera medida es atrasar en lo posible el ingreso del virus.
“Puede causar dolores musculares que pueden incapacitar por varios meses”, aseguró Castro.
Síntomas que incapacitan. Este virus ya contabiliza más de 128.000 casos en República Dominicana, Martinica, Saint Martin y Guyana Francesa.
Cerca del 18% de las personas infectadas no presenta síntomas, pero quienes sí lo hacen pueden pasar varios meses sin realizar actividades básicas.
En su primera etapa –fase aguda–, el mal se caracteriza por fiebre súbita mayor a 39 °C, dolores musculares fuertes y encorvamientos similares a los de la artritis, náuseas, vómitos, conjuntivitis y sarpullido.
La fase aguda dura de siete a 10 días y, tras esta, algunas personas retornan a la normalidad. Sin embargo, el 80% de los pacientes puede tener, durante los siguientes tres meses, una continuación de la enfermedad, en una etapa llamada subaguda. En ese lapso, el dolor se exacerba y los dolores, tipo artritis, (que pudieron ser más débiles por unos días), retornan con fuerza.
Es aquí donde debe darse la colaboración de las clínicas del dolor, quienes ofrecerán cuidados paliativos a los casos más graves.
Eso no es todo. El 50% de quienes llegan a la fase subaguda pueden desarrollar, también, la fase crónica, que toma de 10 meses a los dos años y causa lesiones destructivas en articulaciones, mayor dolor y depresión.
¿Cómo se transmite? La forma de contagio es la misma que la del dengue. El zancudo Aedes aegypti hembra se alimenta de la sangre de las personas. Si pica a alguien con la enfermedad, ella se hace portadora y contagiará a la próxima persona que pinche.
“La enfermedad no se transmite de persona a persona, pero, si alguien se contagia, es posible que haya criaderos cerca de donde viva o trabaje”, afirmó Rodrigo Marín, doctor de Vigilancia de la Salud del Ministerio de Salud.
El especialista comentó que toda persona es susceptible de enfermar; no obstante, hay grupos en los que el riesgo es aún mayor.
Dentro de ellos están los menores de cinco años (especialmente recién nacidos, donde el mal es mortal), los mayores de 75 años y las personas con males crónicos.
¿Qué hacer? No hay vacuna para evitar la chikungunya ni medicamentos específicos para lidiar con el padecimiento. La mayoría del tratamiento se destina a paliar la fiebre y dolores.
La medida para no enfermar es eliminar todo criadero en donde la hembra del Aedes aegypti pueda depositar sus huevos.
“Hay que evitar, a toda costa, que el agua se estanque. Limpiar de agua las llantas, depósitos de comida de animales, canoas y macetas. Eso es lo que mantiene lejos al transmisor” , explicó Marín.
“Es algo de toda la comunidad. Si mi casa está limpia, pero la de mi vecino no, el zancudo hembra igual va a poder picarme. Esta tiene la capacidad de volar hasta encontrar cómo alimentarse”, agregó.
Salud también fumigará las áreas con más presencia del mosquito, pero aclara que el saneamiento no es la única solución.
“Con la fumigación matamos al mosquito adulto, pero con la eliminación de criaderos evitamos que nazca”, concluyó Castro.