Las mujeres son más propensas a desaprobar y menos propensas a participar en corrupción política que los hombres, pero sólo en los países donde se estigmatiza la corrupción.
El estudio de la Universidad de Rice, titulado ¿"El sexo más justo" o puro mito? La corrupción, el género y el contexto institucional, encuentra que las mujeres son menos tolerantes con las conductas corruptas, pero únicamente en los gobiernos democráticos donde la apropiación de la política pública para el beneficio privado suele ser castigada por los votantes y los tribunales.
"La relación entre el género y la corrupción parece depender del contexto", dijo, en el sitio de la universidad, Justin Esarey, autor principal del estudio.
"Cuando la corrupción es estigmatizada, como en la mayoría de las democracias, las mujeres son menos tolerantes y menos propensas a participar en ese tipo de actos en comparación con los hombres. Pero si las conductas de los corruptos son una parte normal de gobierno con el apoyo de las instituciones políticas, no habrá diferencia entre los géneros en temas de corrupción", sostiene.
Esta relación no existe en las autocracias, donde las mujeres pueden sentirse más obligados a estar de acuerdo con el status quo de desafiar al sistema, con el soborno, el favoritismo y la lealtad personal.
"Los estados que tienen más corrupción tienden a ser menos democráticos", aseguró el investigador, que analizó los datos de 157 recolectados por tres organizaciones que monitorean y miden la corrupción (Transparencia Internacional, los indicadores de gobernabilidad del Banco Mundial y el Crisis Risk Group).
Además, evaluó las actitudes hacia la corrupción a nivel individual en 68 países, utilizando datos de la Encuesta Mundial de Valores (WVS).