Por tres días, un grupo de 50 estudiantes del liceo Carlos Pascua Zúñiga, de San Rafael de Heredia, hacen una maleta, dejan su casa y viajan cientos de kilómetros hacia Talamanca para llevar regalos de Navidad a diez escuelas de comunidades indígenas.
Los menores, acompañados de varios padres de familia y docentes, caminan entre la montaña y cruzan ríos para repartir más de 1.200 obsequios a niños de asentamientos bribris y cabécares.
El viaje es el último esfuerzo para coronar un trabajo que arrancó cuatro meses atrás con reuniones semanales, recolección de regalos, solicitudes de ayuda a comercios, rifas, ventas de tamales.
La iniciativa empezó hace tres años y ha ido creciendo. Este año visitarán Talamanca los días 13,14 y 15 de diciembre.
Las poblados seleccionados esta vez son: Amubri, Boca Buren, Katsi, Chase, Volio, San Vicente,Yorkín, Shiroles y Alto Telire.
Precisamente, en este último sitio el acceso es tan complicado que los regalos son enviados en helicópteros con el médico de la zona.
“Se escogió esta zona porque es el cantón más pobre y con menor grado de desarrollo en el país. En Talamanca hay una gran cantidad de niños, todos con muchas necesidades”, dijo Jonathan Arce, docente coordinador del evento.
El educador relató que hay historias que marcan el rumbo de su labor y los motiva a continuar.
“Una vez observé un niño que no abría su regalo, estaba sentado a un lado, fui directamente donde él y le pregunté que qué pasaba y el pequeño me contestó que su papá le había dicho que no abriera el presente porque ese iba a ser su único regalo en Navidad”.
Estas anécdotas revelan el contraste que viven los menores de esta región con muchos otros de otras zonas del país.
“Esas cosas a uno lo ponen a pensar, uno aquí (Heredia) tiene tanto y allá (Talamanca) no tienen nada, por eso esta actividad es una forma bonita de ir a compartir con ellos”, comentó Elena Ramírez, estudiante de décimo año que participa en el proyecto.
Planeamiento. La joven aseguró que en los últimos meses ella y sus compañeros han combinado las tareas del colegio con la organización de la visita al Caribe.
“Vamos a pulperías, bazares y otros comercios con cartas para pedir colaboraciones y así ayudar al financiamiento de los gastos que tenemos que hacer para el viaje.
La organización estima que el costo del hospedaje, alimentación y transporte hasta Talamanca es de ¢50.000 por persona. Sin embargo, cada muchacho solo paga ¢12.000, el resto es financiado por las actividades previas.
“Por ejemplo, hemos rifado balones de fútbol firmados por los jugadores de Saprissa y Herediano para ayudarnos”, agregó Arce.
Gabriela González, profesora de sicología que participa como voluntaria, enfatizó que se escoge Talamanca para que los estudiantes experimenten un entorno diferente al que viven. “Es un gran aprendizaje. Nosotros, como cuerpo docente, hemos logrado percibir las necesidades que hay en Talamanca, la inocencia de los niños al recibir los regalos, la emoción de tener visitas”, añadió González.
Además de llevar juguetes a los menores, los voluntarios preparan obras de teatro, juegos, bailes y dinámicas para compartir.
En la actividad social también participan estudiantes y profesores de la Universidad Nacional.