Es uno de los mayores vicios y dejarlo se convierte en uno de los principales retos. Según datos de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), el 14% de los ticos fuma, y más de las tres cuartas partes busca dejar de hacerlo.
Datos del Instituto de Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA) señalan que de los costarricenses que desean dejar de fumar, solo el 45% de los hombres y el 40% de las mujeres lo consiguen definitivamente.
Sin embargo, esta cifra es mayor a la que, según especialistas en adicciones, se reportaba años atrás, cuando el porcentaje rondaba el 25% o 30%.
Las posibles razones para el repunte en el éxito pueden ser un mayor acceso a clínicas de cesación del fumado, donde se acompaña a la persona en su proceso, así como un mejor conocimiento de cómo evoluciona el cuerpo tras dejar el tabaco, junto a la comercialización de fármacos para resistir el síndrome de abstinencia.
¿Quiénes buscan dejar de fumar? Durante tres años, los especialistas del IAFA recopilaron los datos de las personas que participaron en el concurso “Deje y Gane” , que busca animar a los fumadores ticos a dejar el tabaquismo.
Tras analizar los datos de las 5.869 personas que participaron y entrevistar a varios de ellos años después del concurso, se determinó que siete de cada diez de los participantes fueron hombres.
Las mujeres que participaban eran, en promedio, menores que los hombres: entre ellas había concursantes de menos de 18 años y muy pocas mayores de 40, mientras que en los hombres el grueso estaba entre los 20 y los 40 años.
“Vemos un componente muy fuerte de adulto joven buscando dejar el cigarrillo. También es que el tipo de concurso apela mucho a estas edades. En las clínicas regionales sí vemos personas mayores y más mujeres, sobre todo en zonas rurales”, aseguró Tania Palacios, trabajadora social del IAFA.
Solo el 42,5% llegó al objetivo y no volvió al vicio tras el concurso. Quienes sí alcanzaron la meta, fumaban en su mayoría 15 cigarrillos o menos al día (62% de mujeres y 51,5% de hombres), y más de la mitad combinan el abandono del fumado con hábitos sanos como hacer ejercicio, dormir mejor y comer más frutas y verduras.
El 26% también dijo que ahora evita relacionarse con personas que fuman.
El 92% de las mujeres y el 97% de los hombres dijo haber dejado el cigarrillo solo con su propia voluntad. Mientras, otro 6% de las mujeres y un 4,5% de los varones reconoció que toman parte en reuniones de grupos de apoyo.
Además, el 4% de las mujeres y el 2% de los hombres utilizaron medicina natural para ayudarse en ese esfuerzo. Entre las participantes femeninas, un 4% también dijo que acudió a medicamentos para contrarrestar los efectos de la nicotina.
Del otro lado. Más de la mitad de quienes se imponen la meta de dejar el cigarrillo, no lo consiguen. “Esto se debe a que el cigarrillo es una sustancia capaz de producir dependencia desde los primeros contactos. Produce cambios en el cerebro y la persona queda ‘atrapada’ en ese vicio”, aseveró el psiquiatra especialista en adicciones Luis Eduardo Sandí.
Entre el 75% y el 80% de quienes todavía fuman, consumen menos de 15 cigarrillos diarios, pero aseguran que aún los necesitan. Las razones para seguir con el vicio son variadas.
Entre las principales destaca la falta de voluntad (54% en mujeres y 51% en hombres), ansiedad (43% en las mujeres y 39% en los hombres) y, el estar relacionado con otros fumadores (33% mujeres, 50% de hombres).
Para Palacios, el cigarrillo se relaciona con las motivaciones. Por ejemplo, el 68% de los pacientes indicó que fuman en momentos de tensión y el 55% dijo que les da una sensación de placer.
Adicción. El 85% de las mujeres y el 67% de los hombres fuma su primer cigarrillo poco después de despertarse por las mañanas.
A esto se une que un 54% de las mujeres y un 36% de los hombres afirman desesperarse si no tienen cigarrillos disponibles.
Hay algo que preocupa aún más: el 60% de las mujeres y el 50% de los hombres fuma si se siente enfermo. “Esa es un señal de adicción: cuanto menos tiempo resista usted sin el cigarrillo, mayor es la dependencia. El no poder dejar el vicio ni siquiera cuando se está enfermo, es aún más fuerte”, explicó Sandí.
Para ellas es más difícil. Para los hombres es más fácil dejar de fumar; el 45% de ellos dejó el vicio tras el concurso, contra el 40% de mujeres que sí lo logró.
¿A qué se debe? Para Sandí, la mujer desarrolla más apego emocional al cigarrillo.
“El hombre es más nicotínico, la mujer más emocional. En el hombre el problema principalmente se da por la dependencia químico-biológica, mientras que en la mujer hay, además, una carga de emociones. Ellas, muchas veces, buscan el cigarrillo como compañía ante problemas. En ellas hay que trabajar más esa parte”, manifestó.
Palacios comparte esa opinión: “Las mujeres somos más complejas. Nos preocupamos más por las obligaciones en el trabajo, la casa... nuestro tiempo se maneja diferente, incluso. Muchas mujeres ven el cigarro como ese amigo o compañía para afrontar las preocupaciones”, subrayó la especialista.
Tanto Sandí como Palacios aseguran que la terapia que llevan las mujeres debe tener un componente muy fuerte de apoyo psicológico y terapia grupal.
A pesar de que no lograron dejar de fumar, detrás de quienes siguieron fumando hay una buena noticia: el 67% de los que recayeron quieren intentar, de nuevo, despedirse de este vicio.