Imagine una construcción en la que es necesaria una argamasa o repello para unir los ladrillos y lograr la consistencia requerida para el edificio.
Esta es una forma sencilla para comprender el uso que se le da, en las cirugías ortopédicas, al tejido óseo que se conserva en el Banco de Tejidos del Hospital del Trauma, del Instituto Nacional de Seguros (INS).
Si bien existe un depósito similar en el Hospital de Niños , este el es el primero que procesa huesos, y no solo en Costa Rica, sino en Centroamérica. Comenzó a funcionar en febrero de este año.
¿Para qué sirve? Según explicó el ortopedista Esteban Araya, jefe del Departamento Quirúrgico del Hospital del Trauma, en algunos procedimientos, como cirugías de reemplazo de cadera, húmero (hueso del brazo) y de rodilla, se desechan tejidos óseos.
Esos residuos son los que se aprovechan para otras operaciones, luego de ser sometidos a un proceso especial.
El médico detalló que el producto final es una especie de “hueso molido”, muy útil, por ejemplo, en casos de fractura conminuta; es decir, cuando el hueso queda hecho añicos casi como si se astillara y es difícil unir los pequeños pedazos de nuevo.
De este modo, el “hueso molido” funcionaría como el repello para unir los fragmentos óseos .
Araya destacó que al utilizar tejidos óseos conservados en el Banco no es necesario incurrir en cirugías, como el llamado autoinjerto, un procedimiento mediante el cual se extraen fragmentos de huesos del mismo paciente para reparar alguna fractura.
“Así se reduce el tiempo de recuperación y se evitan los riesgos de cualquier cirugía, como un sangrado o una infección en alguna herida”, indicó el médico.
Explicó que la cantidad de hueso que se puede extraer en un autoinjerto es limitada, no así con los tejidos almacenados en el Banco.
“Además, es mucho más recomendable utilizar hueso que las alternativas sintéticas que existen en el mercado, como la hidroxiapatita de calcio y algunas resinas”, apuntó Araya.
¿Cómo trabaja? La ingeniera en biotecnología Nefertiti Chaves, encargada del Banco, detalló que estos tejidos se extraen de donantes vivos bajo previo consentimiento. Esas personas son sometidas a una serie de exámenes de sangre para descartar enfermedades infecto-contagiosas.
Una vez que los ortopedistas eligen qué residuos óseos podrán reutilizar, los envían al Banco para someterlos a un proceso.
“Se le aplica un tratamiento al tejido para limpiar la sangre y otros residuos. Se desinfecta, se tritura y se envían muestras al laboratorio para ser sometido a análisis y el tejido se somete también a estudio y se asegura que esté libre de hongos y bacterias”, declaró Chaves.
Luego se almacenan los productos en un congelador, a una temperatura de -80 grados Celsius (°C.) Ahí pueden permanecer resguardados hasta 5 años.
Al realizar una cirugía, el médico solicita la cantidad que necesita. Araya y Chaves afirmaron que el Banco garantiza una mayor trazabilidad de los tejidos; es decir, se tienen datos detallados sobre su origen y los antecedentes clínicos del donante.
“Tenemos la certeza de que el tejido que utilizamos cumple con todas las normas de buena práctica “, agregó Araya.