Un chorreador de café confeccionado con cartones y una casita hecha a partir de una caja de jugo de naranja, son algunos de los faroles que Jorge Chaves Lobo fabrica y luego vende cerca del mall Paseo de las Flores, en Heredia, justo en lo que se conoce como La Esperanza.
Los ojos de este señor de 72 años brillan al hablar y mostrar las creaciones que ofrece en la acera y el corredor de su casa, con precios que van de los ¢1.000 hasta los ¢2.500.
Usando su imaginación, los materiales de desecho que emplea –como botellas plásticas, palos de escoba y envases tetrabrik– se convierten en carretas, carritos o lámparas que decora con los colores patrios o del Herediano.
Para abastecerse, Chaves visita supermercados en busca de “lo que pueda servirle” y recibe contribuciones de sus hijos, vecinos y transeúntes.
Un luchador. El mérito de este hombre es doble, o triple si se quiere. Él sufrió polio en la infancia, por lo que tiene dificultades para mover la mano izquierda y la pierna derecha.
Dos años atrás, también afrontó una serie de quebrantos, como problemas en la próstata, neumonía y cálculos en los riñones. Estuvo mucho tiempo deprimido.
“Por eso me puse a hacer todo esto. Siempre había trabajado en construcción y mi familia me motivó a hacer cositas para vender. Todos los días, dedico como cinco horas a este pasatiempo que me permite ganarme alguito también”, relató.
Su esposa, Norma Chaves, lo secunda. “Para nosotros, verlo así es una bendición. Él comenzó con esto el año pasado. Esta vez hizo como 150 faroles y ya casi no nos quedan. Varias escuelas han venido aquí porque les gusta que se usen materiales reciclados. Para Navidad también hará carritos con cartones y madera”, comentó muy orgullosa.
Ella insistía en que don Jorge se pusiera otra camisa para las fotos, pero él se negó con un argumento de peso: “¿Por qué cambiarme?, si así, entre pinturas y chunches estoy feliz”.