El pasado 24 de abril, allá por las calles de Los Chiles (San Carlos), apareció una perra con el cráneo partido y con un ojo fuera de la cuenca. Se movía como buscando la atención de los peatones; como pidiendo ayuda.
Así narró María Jesús Mesalles, presidenta del grupo Vida Animal Costa Rica, el comienzo de la carrera contra la muerte de esta perra a la cual hoy llaman Maisha, palabra que significa “vida” en lengua swahili.
Un hombre vio al animal y le envió las fotos a Mesalles, quien le pidió ayuda con el caso.
El hombre dejó de lado sus diligencias del día, echó a la perra en su carro y condujo hasta la clínica-veterinaria San Francisco de Asís, en Heredia, donde fue internada. Allí la operaron.
Aunque el buen samaritano intentó conseguir ayuda en la zona donde estaba, nadie respondió; por eso, debió conducir varias horas desde Los Chiles hasta Heredia, donde es cliente de la citada veterinaria.
La perra llegó a eso de las 7 p. m. de aquel viernes y la cirugía duró tres horas, pues las lesiones obligaron a un injerto de hueso, dada la amplitud del tajo.
Al final de la operación, Maisha tenía 25 puntadas sobre el cráneo, signo innegable de la saña del ataque. Hasta ahora, se desconoce quién lo hizo.
Luego de varios días, su curación avanza, explicó Priscilla Bolaños, una de las veterinarias que la atendió.
“Cuando llegó aquí, aún sangraba, tenía parásitos, anemia severa, desnutrición y estaba completamente descuidada, como ocurre con los perros callejeros. Tenía el cráneo expuesto y el ojo fuera de la órbita”, recordó.
La perra aún está inflamada pero “evoluciona muy bien, increíblemente, y contra todos los pronósticos”, agregó la veterinaria Bolaños.
De acuerdo con ella y con Mesalles, este caso ha tocado algunos corazones. Varias personas han ido a la clínica a preguntar por su estado y a obsequiarle cobijas, alimentos, una cama e incluso a donar dinero para asegurar su recuperación.
“Por dicha, sigue alimentándose y, aunque le duele comer, sigue; es una comelona”, agregó Mesalles en tono optimista.
Agresiones latentes. El caso de Maisha hace recordar episodios similares que, una y otra vez, evocan el lazo entre maltrato animal y violencia hacia personas.
En un artículo publicado por el Colegio Profesional de Psicólogos de Costa Rica , la doctora Mirta González recordó los hallazgos “relevantes” de un estudio de Ascione y Arkow (1999) sobre el nexo demostrado entre abuso infantil, la violencia doméstica y la crueldad hacia los animales.
González también citó otra investigación de Hensley y Tallichet , del 2005, efectuada en prisiones de media y alta seguridad en Estados Unidos.
El estudio repite la relación entre maltrato animal y conducta violenta, con el agregado de que la exposición a estos actos como testigo “implica, asimismo, el aprendizaje de la crueldad”.