Unos son complejos proyectos que abarcan toda la industria ganadera, otros atacan factores puntuales, como la comida del ganado o la rotación por potreros, pero todos buscan un final común: encontrarse allá donde el pasto es más verde.
Cámaras de ganaderos, los ministerios de Agricultura y Ganadería (MAG) y de Ambiente y Energía (Minae), más organizaciones no estatales trazaron iniciativas el año anterior para lograr que el sector pecuario sea más amigable con el ambiente.
La ganadería es una pieza vital en el propósito de disminuir las emisiones de efecto invernadero: representa un 40% de las correspondientes al sector agropecuario, el segundo con más peso (con un 35-40%, solo superado por el de transporte).
Por eso, y aunque ya tiene puntos altos (450.000 hectáreas de bosques están en fincas ganaderas, cerca de un 9% del país), la industria busca ahora reducir sus emisiones contaminantes.
La ganadería no libera dióxido de carbono (CO2), pero sí metano (CH4). Una unidad de CH4 equivale a 21 unidades de CO2, según el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
“Es cierto que en el sector agropecuario (ganadería) es el principal emisor, pero es producto de producir carne y leche, que tanto necesita el país. Hoy hay tecnología para disminuir y mejorar, y eso es lo que tratamos de hacer con el NAMA de ganadería (plan de mitigación)”, apuntó la viceministra Tania López.
Hay cuatro áreas que deben reforzarse: plantar más “cercas vivas” (árboles como barreras para los animales), optimizar los traslados entre potreros, disminuir los fertilizantes nitrogenados en la ganadería de leche y mejorar la alimentación, mediante cambios en los pastos que se utilizan.
Por partes. La gran apuesta de nuestro país es el llamado NAMA de ganadería, un proyecto que abarca toda la industria.
Enmarcado en las acciones de mitigación nacionalmente adecuadas (NAMA, por sus siglas en inglés) de la Convención de Cambio Climático de las Naciones Unidas, estos programas son estrategias puntuales para cada país.
El país trazó esos cuatro puntos, cada uno con una relevancia específica. En este sentido, el pasto es vital pues de la alimentación de la vaca dependerá cuánto metano emita. Aquí, el jugador clave será la Red Nacional de Pastos y Forrajes, creada por la Cámara de Productores de Leche, el MAG y el IICA.
Otra acción será optimizar el traslado de ganado, con el fin de que este no sobreexplote el pasto en las fincas.
“Se trata de que las vacas cosechen el pasto en su punto óptimo de calidad, lo que requiere una rotación diaria entre potreros”, apuntó Leonardo Luconi, presidente de la Corporación Ganadera Nacional (Corfoga).
Para esto, es necesario construir, según cálculos del MAG, unos 180.000 kilómetros de cercas en el país, pero estas también podrían reducir emisiones si se plantan árboles que capturen carbono del aire. Además, en el caso de los productores de leche, está en marcha un proyecto para sustituir fertilizantes nitrogenados.